domingo, 28 de octubre de 2012

EL LLANTO DE PACHA MAMA





Hoy les voy a dedicar una cosa que escribí hace un par de meses en un arrebato de rabia, fue un día que me encontraba saturada del descontrol humano del desequilibrio terrenal de mi propia impotencia de la inutilidad del sistema de los desastres mundiales de las guerras el terrorismo las drogas la corrupción los asesinatos tremendos y encima España ardía por culpa de unos Nerones  irresponsables, aquel día sentía el mundo en mis espaldas el aire irrespirable y el corazón desolado, estaba totalmente angustiada, se me ocurrió tranquilizarme escribiendo algo y empecé una especie de historia donde dialogaba la tierra con el cielo, me conté a mi misma un cuento para distraerme el alma de horas tan angustiosas, aflojé los nervios escribiendo un dialogo en busca de soluciones y me salió esto con un final catastrófico, el cuento dice así.
                                
“Cuando la tierra era un paraíso creado exclusivamente para recreo de los dioses esta se regodeaba toda repleta de ternura perfecciones y cosas hermosas, cada uno de sus rincones palpitaba igual que una hembra en celo preñada de maravillas, el cielo se angélica extasiado por todo lo que el planeta tierra le ofrecía y la mimaba constantemente con ardores de enamorado, ella se sentía adorada rendida, la más hermosa de la creación porque por sus entrañas rugía el fuego poderoso que era el motor de su vida, por sus venas corría el frescor del agua sin diques ni embalses sin tubos que la sujetaran, ella se sentía libre alimentando con fuerza la  fuerza que necesitaba, toda su extensión era piel abonada palpitando de ternura revestida de sol y de esperanza, se sentía amada, mimada por el sol que la acariciaba toda entera para que fuese siempre un sello maternal de riqueza prosperidad y eternidades.
El cielo se extasiaba orgulloso porque la tierra era la más hermosa del universo, ella estaba totalmente convencida de que había sido divinizada para ser dueña de la vida se sentía llena de paz y de hermosura, se sabía madre absoluta de todas las primaveras, todo estaba rendido ante su grandeza, el cosmos generoso le regaló un sol ardoroso para abrigarse, un cielo infinito recamado de estrellas para que la adornara y un ciclo rotativo de estaciones que la ayudarían eternamente, todo en ella era un palpito reviviendo  armonía y rebosando perfección.
Pero la perfección a veces es causa de enormes atrocidades, sucedió que el seno de la tierra no cesaba de amamantar grandezas elaborando sin parar riquezas sin fin, fue multiplicando hermosura hasta tal punto que consiguió despertar el interés de los dioses que la habían creado, estos encaprichados de ella decidieron dejar algunas de sus semilla para que crecieran disfrutando y repoblando de su grandeza de la tierra, “¡Crezcamos aquí y multipliquémonos!” se dijeron, “Dejemos parte de nuestra divinidad en forma de cerebro dándole forma de nuez en una de sus mitades pondremos un libro escrito con nuestras leyes y  la otra la dejaremos en blanco para que desarrollen su inteligencia escribiendo su propia historia en el trascurso de los tiempos” aquellas semillas de dioses se convirtieron en hombres y mujeres, al principio todo fue bien pero el egoísmo es malo, aquellos hombres al ver la maravilla de la tierra se creyeron dueños absolutos de ella, entonces empezaron a auto proclamarse semidioses y en vez de obedecer la parte de divinidad que tenían en el cerebro rellenaron el vació de su inteligencia con desmanes y egoísmos, agredieron robaron y se mataron entre sí, destriparon los volcanes entubaron las aguas vaciaron los intestinos terrenales del combustible que la sustentaba quemaron los montes corrompieron el oxigeno manipularon los veneros disecaron los afluentes contaminaron los mares y empezaron a fabricar maquinas endemoniadas arrasando todo por tierra mar y aire, a partir de entonces todos las maldiciones de los dioses principales cayeron sobre la pobre Gaya, Tierra o Pacha mama, como se le conocía en el libro primigenio de la creación.
La pobre y desgraciada Tierra en su desesperación de herida explotada saqueada y degradada se vio al límite de su resistencia ante el aluvión de desastres y al verse incapaz de aguantar más le imploró desesperada ayuda al único amante fiel que hasta entonces la había protegido de los suplicios y atrocidades que le habían infringido los hombres, angustiada suplicó al finísimo crespón inmaculado de los cielos que era el dueño absoluto de tormentas sin fin  que le ayudara con sus fuerzas incontrolables diciendo, “Solo me quedas tú cielo mío, tú siempre me has ayudado resguardado de todo, solo tú me has  aliviando en los incendios dando aire a mis pulmones con el frescor de tus nieves solo tú me has regalado preciosas primaveras y solo tú me puedes ayudar ahora que todo es desfavorable, amado mío me siento agredida y abandonada, prometerme que siempre estarás conmigo, que me serás fiel porque me sigues amando, dime que no me abandonarás nunca.”
Al escucharla el cielo se compadeció de ella haciéndola participe de un secreto extraído de las sentencias astrales diciéndole así.
“Nada puedo hacer por ti mientras sigas amamantando hombres en tu regazo, los hombres son peor que las víboras, son tan egoístas que mientras estén sobre ti tú serás un nido de tragedias, ellos lo provocan todo, a ti te han convertido en cueva de ladrones y a mí en un albergue de mentiras, ellos han  convertido el agua del mar en una fosa de basuras”.
“¿Y qué podemos hacer cielo mío para poder remediarlo?” dijo la tierra a su amante, “ Solo esperar” le dijo este,  “Esperar, porque el hombre no dejará de destruir y destruirse embrollando todo, su insensatez es tanta que te seguirán agrediendo hasta el punto de resecar todos tus recursos disolver tus equilibrios desintegrar tu ecosistema hasta que a el mismo le será imposible seguir respirando, alerta para cuando suceda esto porque habrá llegado nuestro momento porque me aliaré con el fuego desamoldaré los volcanes para que engullan dos cuartas partes de tus extensiones, removeré mi alianza con el mar para que desborde sus furias arrasando todo cuanto le han arrebatado, provocaré huracanes que limpiarán la corrompida atmósfera antes de que  te conviertan en un desierto desolado, no pienso permitir de que te sigan convirtiendo un basurero inmenso, un desierto calcinado y estéril porque antes de que suceda esto desbordaré  mis lágrimas derramado en llanto sobre ti con todas mis iras desatadas contra los que te agreden, lloraré tanto que veras duplicarse los mares porque el todo total de lo creado permitirá mi alianza con las furias del fuego y el vendaval de las aguas para borrar las huella de tus agresores, después que suceda esto palpitaras de nuevo grandiosa y purificada amada mía recuperando toda tu hermosura.”

Un escalofrío intenso recorrió mi espina dorsal después de escribir esto, me sentí satisfecha ya que me pareció que en aquel momento había dado con la solución de todos los desajustes mundiales… ¡Cosas de la fantasía!

(De mi libro FANTASÍAS Y LEYENDAS )  
                                           
            Granada sandoval


SENDEROS DEL ALMA


SENDEROS

Andando por el camino labrado de las tristezas
llevo en el cuerpo grabadas las marcas y las reseñas
de muchos días cansados y muchas noches eternas.
Tengo en las manos dibujos de trabajos y de penas.
y en la piel tengo el cansancio de cicatrices ajenas.
Hay muchas cosas oscuras y muchas angustias viejas
marcadas en los senderos que me dibujan las venas…
Hay muchos pasos perdidos por interminables sendas,
muchos dolores, angustias disgregadas y dispersas
por entresijos extraños donde he perdido las cuentas.
Tengo tantas horas juntas detrás de ilusiones sueltas
que el corazón adiestrado me va limando asperezas.
Tengo proyectos perdidos, ilusiones y proezas
que se quedaron ocultas equivocando veredas.
Tengo dos ojos atentos limpiando las impurezas
de vientos huracanados de lágrimas y durezas.
Mi tiempo es un libro eterno que no sabe de perezas
y mis espaldas un arco curvado en las obediencias.
Tengo caricias esquivas rugiendo por las cavernas
llorándome  los deseos perdidos en las tormentas.
Ahora, mirando los años perdidos sin experiencias
quiero dejar sus reflejos gravados entre poemas
para que nadie me copie, para que otros aprendan
del tiempo que me he perdido casi caminando a ciegas.
Yo quise comerme el mundo con palabras y poemas
pero el mundo contestó cerrándome muchas puertas.
Ahora vivo sin remedio porque mis años se alejan
por la senda y el reguero que tiene mi sangre vieja.

(Este poema pertenece a mi libro SENDEROS DEL ALMA)