Hoy les voy a dedicar una
cosa que escribí hace un par de meses en un arrebato de rabia, fue un día que
me encontraba saturada del descontrol humano del desequilibrio terrenal de mi
propia impotencia de la inutilidad del sistema de los desastres mundiales de
las guerras el terrorismo las drogas la corrupción los asesinatos tremendos y encima
España ardía por culpa de unos Nerones irresponsables, aquel día sentía el mundo en
mis espaldas el aire irrespirable y el corazón desolado, estaba totalmente
angustiada, se me ocurrió tranquilizarme escribiendo algo y empecé una especie
de historia donde dialogaba la tierra con el cielo, me conté a mi misma un
cuento para distraerme el alma de horas tan angustiosas, aflojé los nervios
escribiendo un dialogo en busca de soluciones y me salió esto con
un final catastrófico, el cuento dice así.
“Cuando la tierra era
un paraíso creado exclusivamente para recreo de los dioses esta se regodeaba
toda repleta de ternura perfecciones y cosas hermosas, cada uno de sus rincones
palpitaba igual que una hembra en celo preñada de maravillas, el cielo se angélica
extasiado por todo lo que el planeta tierra le ofrecía y la mimaba
constantemente con ardores de enamorado, ella se sentía adorada rendida, la más
hermosa de la creación porque por sus entrañas rugía el fuego poderoso que era
el motor de su vida, por sus venas corría el frescor del agua sin diques ni
embalses sin tubos que la sujetaran, ella se sentía libre alimentando con
fuerza la fuerza que necesitaba, toda su
extensión era piel abonada palpitando de ternura revestida de sol y de
esperanza, se sentía amada, mimada por el sol que la acariciaba toda entera
para que fuese siempre un sello maternal de riqueza prosperidad y eternidades.
El cielo se extasiaba
orgulloso porque la tierra era la más hermosa del universo, ella estaba
totalmente convencida de que había sido divinizada para ser dueña de la vida se
sentía llena de paz y de hermosura, se sabía madre absoluta de todas las
primaveras, todo estaba rendido ante su grandeza, el cosmos generoso le regaló
un sol ardoroso para abrigarse, un cielo infinito recamado de estrellas para
que la adornara y un ciclo rotativo de estaciones que la ayudarían eternamente,
todo en ella era un palpito reviviendo
armonía y rebosando perfección.
Pero la perfección a
veces es causa de enormes atrocidades, sucedió que el seno de la tierra no
cesaba de amamantar grandezas elaborando sin parar riquezas sin fin, fue
multiplicando hermosura hasta tal punto que consiguió despertar el interés de
los dioses que la habían creado, estos encaprichados de ella decidieron dejar algunas
de sus semilla para que crecieran disfrutando y repoblando de su grandeza de la
tierra, “¡Crezcamos aquí y multipliquémonos!” se dijeron, “Dejemos parte de
nuestra divinidad en forma de cerebro dándole forma de nuez en una de sus
mitades pondremos un libro escrito con nuestras leyes y la otra la dejaremos en blanco para que
desarrollen su inteligencia escribiendo su propia historia en el trascurso de
los tiempos” aquellas semillas de dioses se convirtieron en hombres y mujeres,
al principio todo fue bien pero el egoísmo es malo, aquellos hombres al ver la
maravilla de la tierra se creyeron dueños absolutos de ella, entonces empezaron
a auto proclamarse semidioses y en vez de obedecer la parte de divinidad que
tenían en el cerebro rellenaron el vació de su inteligencia con desmanes y
egoísmos, agredieron robaron y se mataron entre sí, destriparon los volcanes
entubaron las aguas vaciaron los intestinos terrenales del combustible que la
sustentaba quemaron los montes corrompieron el oxigeno manipularon los veneros
disecaron los afluentes contaminaron los mares y empezaron a fabricar maquinas
endemoniadas arrasando todo por tierra mar y aire, a partir de entonces todos
las maldiciones de los dioses principales cayeron sobre la pobre Gaya, Tierra o
Pacha mama, como se le conocía en el libro primigenio de la creación.
La pobre y desgraciada
Tierra en su desesperación de herida explotada saqueada y degradada se vio al
límite de su resistencia ante el aluvión de desastres y al verse incapaz de
aguantar más le imploró desesperada ayuda al único amante fiel que hasta
entonces la había protegido de los suplicios y atrocidades que le habían
infringido los hombres, angustiada suplicó al finísimo crespón inmaculado de
los cielos que era el dueño absoluto de tormentas sin fin que le ayudara con sus fuerzas incontrolables
diciendo, “Solo me quedas tú cielo mío, tú siempre me has ayudado resguardado de todo, solo tú me has aliviando en los
incendios dando aire a mis pulmones con el frescor de tus nieves solo tú me has
regalado preciosas primaveras y solo tú me puedes ayudar ahora que todo es
desfavorable, amado mío me siento agredida y abandonada, prometerme que siempre
estarás conmigo, que me serás fiel porque me sigues amando, dime que no me
abandonarás nunca.”
Al escucharla el cielo
se compadeció de ella haciéndola participe de un secreto extraído de las
sentencias astrales diciéndole así.
“Nada puedo hacer por
ti mientras sigas amamantando hombres en tu regazo, los hombres son peor que
las víboras, son tan egoístas que mientras estén sobre ti tú serás un nido de
tragedias, ellos lo provocan todo, a ti te han convertido en cueva de ladrones
y a mí en un albergue de mentiras, ellos han
convertido el agua del mar en una fosa de basuras”.
“¿Y qué podemos hacer
cielo mío para poder remediarlo?” dijo la tierra a su amante, “ Solo esperar”
le dijo este, “Esperar, porque el hombre
no dejará de destruir y destruirse embrollando todo, su insensatez es tanta que te seguirán agrediendo hasta el punto de resecar todos tus recursos disolver tus
equilibrios desintegrar tu ecosistema hasta que a el mismo le será imposible
seguir respirando, alerta para cuando suceda esto porque habrá llegado
nuestro momento porque me aliaré con el fuego desamoldaré los volcanes para que
engullan dos cuartas partes de tus extensiones, removeré mi alianza con el mar
para que desborde sus furias arrasando todo cuanto le han arrebatado, provocaré
huracanes que limpiarán la corrompida atmósfera antes de que te conviertan en un desierto desolado, no
pienso permitir de que te sigan convirtiendo un basurero inmenso, un desierto
calcinado y estéril porque antes de que suceda esto desbordaré mis lágrimas derramado en llanto sobre ti con
todas mis iras desatadas contra los que te agreden, lloraré tanto que veras
duplicarse los mares porque el todo total de lo creado permitirá mi alianza con
las furias del fuego y el vendaval de las aguas para borrar las huella de tus
agresores, después que suceda esto palpitaras de nuevo grandiosa y purificada
amada mía recuperando toda tu hermosura.”
Un escalofrío intenso
recorrió mi espina dorsal después de escribir esto, me sentí satisfecha ya que
me pareció que en aquel momento había dado con la solución de todos los
desajustes mundiales… ¡Cosas de la fantasía!
(De mi libro FANTASÍAS Y LEYENDAS )
Granada sandoval
Precioso escrito Esperanza y tan real, que casi asusta. Un abrazo
ResponderEliminarNo creas que vas desencaminada en tu cuento, de hecho el hombre ya inventó y fabricó bombas atómicas como para destruir la Tierra cuarenta veces, Cualquier día cualquier loco, presionará el botón y no habrá marcha atrás, así de fácil lo han puesto.
ResponderEliminarMe gustó leerte, Esperanza y espero que nos equivoquemos.
Te saludo con afecto.
...............Carlos
Leyenda se traduce como aquello que “debe ser leído”. Has narrado con espiritualidad pero sustentándote en algo muy real, es una verdadera leyenda. Es un placer leer todo lo que escribes, sabes que te quiero.
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