domingo, 13 de marzo de 2011

NADA


(Dedicado a todas aquellas personas que aún estando acompañadas sienten la inmensa soledad y tienen deseos de decir estas palabras, en especial para Genoveva)
NADA

Entre tú y yo no queda nada
No queda ni un resquicio de luz
ni un rayo de aquel tiempo de amor
que fue en su día la base principal
de un gran proyecto.
Ahora la vida transcurre insoportable
igual que un lastre, sin horas, sin interés.
Los días pasan lánguidamente, sin ningún
aliciente por las paredes del alma.
Todo es frío, triste, silencioso
todo es un túnel sin fin por donde
el tiempo pasa como un animal
al acecho matando poco a poco
cualquier atisbo de ilusión que pueda
resurgir entre nosotros.
Por eso no queda nada, nada queda ya
en este pasadizo de aburrimiento.
No quedan risas, ni palabras, ni deseos
ni un gesto tan siquiera que pueda detener
esta agonía que avanza siniestra por la casa.
La vida transcurre entre nosotros
como un espectro sombrío, pasa
entre los dos envejeciéndonos
con esa lentitud tan cruel que trae
la muerte cuando viene con el dolor
del sufrimiento.
¡Quién lo iba a decir hace unos años
cuando todo parecía leña y fuego!
¡Quién podía imaginar que llegaría
este tiempo sin sentido, este espacio
sin razón, sin aliciente, estos días
que pondrían a nuestro corazón
en un océano de hielo!
Ya ni los recuerdos apetecen
Todo es aburrido, rancio, hueco.
Todo es rutina insoportable
que se deshiela lentamente entre
nosotros.
Pasan los días, pasan los meses
los años, el tiempo es como un
andrajo inservible por el tiempo
y nosotros somos dos seres inútiles
incapaces de reactivar ni un átomo
de luz en estos cuerpos sin aliento.
Se nos arrugó la ilusión hasta el extremo
de ser estéril y sombría.
Todo estéril y triste, lo mismo que la piel
que sigue envejeciendo sin un rastro
de esperanza en unos años inciertos.
Ahora, la soledad lo abarca todo
la casa, las paredes, los encuentros
todo, todo llega envuelto en la
tristeza que nos llena cada rincón
del cuerpo.
Hay días en los que mis ojos
desbordados de tanta soledad
tanta tristeza, se atreven a bañarse
en el infernal lago de la pena
y lloro, lloro sin cesar, sin tregua
mientras tu, te vas cobardemente
sin atreverte a preguntar el motivo
de mi llanto, ¿Para qué preguntar?
Tu ya sabes la respuesta desde hace
mucho tiempo, ¡Mi dolor, mi llanto
mis amarguras, todo es por que
entre nosotros todo ha muerto!
¡Porque no queda nada!¡Nada
que nos recuerde aquel mundo
de amor que un día fue nuestro!

De mi libro PALABRAS Y VERSOS EN EL AZUL DE AL-ANDALUS que sale a la venta a finales de este mes)
                             Granada Sandoval