domingo, 23 de octubre de 2011

RADIOGRAFÍA DE UN POEMA (Análisis del poema de Federico García Lorca LA MONJA GITANA)




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RADIOGRAFÍA DE UN POEMA POR GRANADA SANDOVAL

Analizando el poema de Federico García Lorca 
LA MONJA GITANA

Siempre que he intentado descifrar el rompecabezas de los poemas de Lorca he gozado lo indecible.
Tengo que reconocer que siempre me han obsesionado, precisamente por la dificultad que muchos de ellos presentan cuando uno desea penetrar en sus misteriosa simbología.
Cuando se lee a Lorca uno va de sorpresa en sorpresa, sobre todo cuando piensa haber descifrado alguno de los versos con los que el poeta adorna sus poemas; yo quedo asombrada al comprobar la maestría que empleaba este autor para decir todo cuanto deseaba decir y que en aquella época estaba totalmente prohibido, por aquél entonces eran tabú muchas cosas, pero él, cuando quería señalar o dejar constancia de algo, lo enmascaraba con una destreza inigualable. 
Federico García Lorca cuando se proponía encubrir una idea, bien fuera por la importancia social que la representaba, bien por mantener su intimidad o por su propio capricho de poeta, se recreaba en la metáfora en el misterio y en la simbología, y lo hacía con un dominio descomunal; se valió de eso para dejar entre renglones las pistas suficientes para que todo aquel que en tiempos futuros quisiera estudiar su obra pudiera descifrar sus vivencias.
Dado que la lírica de Lorca es una de las más inescrutables que yo conozco, debido a la insólita capacidad que el poeta tenía para introducirse en el campo de los símbolos, pienso sin temor a equivocarme que era debido a su ambivalencia personal, se apoyó con más ahínco en ellos dado que eso le daba mayor libertad de expresión, la riqueza de los significados son y serán siempre el arma secreta del creador, y también el reto más difícil para aquel que de alguna forma desea dominar el arte poético con un doble sentido.
Estudiando a Lorca se introduce uno en una riqueza de significados profundos, debido precisamente a esa profundidad se da uno cuenta rápido que los poemas lorquianos van sin esfuerzo hacia la vertiente del doble sentido, hacia la inmensa grandeza de un poderoso creador.
Leyendo a este poeta se introduce uno con facilidad en el intenso mundo de las letras, el universo entero se empequeñece llenándose de belleza y de misterio en el pequeño espacio del símbolo y la metáfora, en ese espacio tan diminuto, el escritor abre un mundo luminoso para hacer una escuela pura llena de imágenes. 
Es la poesía de García Lorca un abanico de creatividad tan inmensa, tan especial, que se abre el entendimiento del lector como la flor más hermosa, la poesía de este autor es un estallido de belleza que lo impregna todo, un esenciero profético que invita constantemente a seguir profundizando hasta lograr ver la luz que da claridad a sus significados.
Es, en fin, la obra de un genio, que a pesar de morir tan joven, supo dejarla totalmente hilvanada para que las generaciones futuras pudieran desvelar todo cuanto su prodigiosa inteligencia quiso predecir en sus escritos.
Muchos son los que hasta ahora han trabajado en este empeño, también son muchos los logros conseguidos hasta hoy analizando sus verso, pero es mucho más aún el camino que queda por andar y mucho más el que queda por descifrar de esta obra.
Yo, también, picada por el duende lorquiano, he tenido el atrevimiento de intentarlo, no sé hasta qué punto lo habré conseguido, pero me queda la satisfacción personal que ha representado para mí el haberlo intentado.
Son varios los poemas que he estudiado a fondo y creo estar segura de haber conseguido descifrar algo de lo que a mi parecer quería decir el poeta en algunos de sus verso.
Por ejemplo, uno de los que despertaban más mi curiosidad era el poema de la monja gitana, este poema que el poeta escribió posiblemente entre los años 1924-1927 y que está incluido en el romancero gitano publicado por esas fechas, al leerlo me hacía releer verso a verso muchas veces intentando comprender el significado que se escondía tras los simbolismos. 
Una de las cosas que más me llamaba la atención era la lucha interior que demostraba el personaje principal, esa mujer joven que enclaustrada, que vivía sujeta a la disciplina del convento y sin embargo sentía con ansias el deseo de libertad, yo no acababa de entender tanto sufrimiento; pues se supone que una monja ingresa en el convento por propia voluntad, entonces, ¿Como la protagonista de este poema lo vivía como un sacrificio? incluso los deseos carnales que se traslucen en aras del misticismo se me antojaban a mí como un reproche; esto, visto así a simple lectura no tenía explicación alguna.
Lo leía y lo releía pero por más que me esforzaba no conseguía entenderlo, enredada en esta incógnita pasaron varios años, es decir muchos años, tuvo que llegar 1986 para que yo pudiera ver claro el misterio de este poema, para lograr comprender lo que el poeta quiso transmitir en él. 
Les cuento, yo presencie en ese año un caso que muy bien podría tener algún parecido con el que pudo presenciar Federico para escribir dicho poema.
Yo tenía un comercio de confecciones y una gitana como de unos diecinueve o veinte años me visitaba de vez en cuando, 
le había ayudado en alguna ocasiones dándole alguna prenda pasada de temporada o porque se me habían desteñido del sol al estar expuestas en el escaparate, era una chica que hablaba muy poco, quizá demasiado poco, ya que las primeras veces apenas me saludaba, solo me decía hola me miraba con sus ojos inmensos y me daba las gracias por lo que le obsequiaba; Yo si que le hablaba bastante, le explicaba algunas cosas y le reprochaba otras, como por ejemplo le decía, ¿por qué algunos gitanos vagais siempre ambulantes? ¿Por qué vivís de la mendicidad y rechazais adaptaros a nuestras leyes? ella nunca me contestaba, se limitaba a sonreír, me escuchaba se encogía de hombros y callaba.
Pasó tiempo así, pero poquito a poco fue tomando alguna confianza y un día me dijo que ella no tenía a nadie, me pareció muy raro porque la raza gitana se caracteriza precisamente por la unión y la fuerza del clan familiar, por la ayuda que unos a otros se dan aun sin ser parientes, se lo dije así, y me contestó que su caso era un caso muy especial.
Continuó viniendo, tomo un poco más de confianza conmigo y un día me dijo que las cosas se le estaban poniendo cada vez peor, que a lo mejor tendría que dejar de venir, le pregunté por qué y se me puso a llorar desconsoladamente diciendo que se marchaba lejos por miedo, me dijo que se sentía amenazada de muerte, que solo me diría el motivo de porqué se sentía así pero que no le preguntara más cosas, entonces me contó que ella estaba prometida desde los quince años con un gitano, que había de por medio un compromiso firmado en juramento con dinero dado en prenda, que ella había quebrantado ese juramento enamorándose de un payo fugándose con él, qué este la había engañado y estaba embarazada de tres meses, que estaba repudiada y los del clan la andaban buscando pero que ella tenía mucho miedo. 
Hasta aquí todo me parecía muy injusto pero normal ya que tengo alguna noción de la severidad con que los gitanos pueden actuar en estos casos, pero lo que me hizo dar un vuelco en la sangre fueron las palabras que me dijo la chica al despedirse de mí, me miró fijamente a los ojos y dijo, “Tengo los caminos cerrados, los gitanos no me quieren reconocer ya como de los suyos, los payos no me van a dar ayuda ni trabajo, solo me queda abortar, meterme a puta o pedir limosna la payas lo tenéis mejor porque siempre encontráis una salida, tenéis la familia los amigos y si no os metéis a monja” Esta frase fue la clave, yo le dije, y tú, porque no lo haces así, la chica me sonrió y me dijo, “¿Tú te imaginas lo que sería para una gitana verse entre cuatro paredes para toda la vida...?” 
De pronto se me abrió la mente y pensé, ¡Esa, esa es la monja gitana de Lorca!
Cuando se fue la chica, que por cierto no he vuelto a saber nada de ella, volví a releer el poema y lo vi todo clarísimo. Si no, vamos a repasar los versos y podrán comprobarlo conmigo. Pero antes voy a poner el poema que yo le hice a ella aquel día titulado.


EL VIENTRE INDEFENSO.

En la quietud de la tarde
cuando el sol adormecía,
vistiendo traje anchuroso,
la piel morena y curtida,
una gitana de bronce
tristemente me decía.
“El viento se va en la tarde
y allá, por la lejanía,
también se va una promesa
que me juraron un día”
Los labios, rojos de auroras,
temblando se estremecían
heridos por el recuerdo
que le daba esta agonía.
“Llena estoy de amor amargo.
Mi corazón, rosa fría,
se está muriendo en la sombra
desorientada y “perdía”.
“Mañana, tal vez mañana,
cuando transcurran los días,
esto que late en mi vientre
será flor de Alejandría”
El dolor plegó sus alas
mientras la noche cernía
lluvia de ceniza y hielo
por su cálida sonrisa.
Por las sendas de su sangre
el corazón va de prisa
con galopar de promesas
y perfumes de artemisa.
La niña, sombra en los ojos,
besando al viento de prisa
se palpa el vientre indefenso
que al tacto mueve la brisa.

Sant Joan Despí (1986)


Después de esto vamos a volver sobre el romance de Federico García Lorca “LA MONJA GITANA y vamos a analizar los versos que para mí dan la clave de este poema.

LA MONJA GITANA.

Silencio de cal y mirto.
Malvas en las hierbas finas.
La monja borda alhelíes
sobre la tela pajiza.
Vuelan en la araña gris,
siete pájaros del prisma.
La iglesia gruñe lejos
como un oso panza arriba.
¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!
Sobre la teja pajiza,
ella quisiera bordar
flores de su fantasía.
¡Qué girasol! ¡Qué magnolia
de lentejuelas y cintas!
¡Qué azafranes y qué lunas,
en el mantel de la misa!
Cinco toronjas se endulzan
en la cercana cocina.
Las cinco llagas de Cristo
cortadas en Almería.
Por los ojos de la monja
galopan dos caballistas.
Un rumor último y sordo
le despega la camisa,
y al mirar nubes y montes
en las yertas lejanías.
Se quiebra su corazón
de azúcar y yerbaluisa.
¡Oh! ¡Qué llanura empinada
con veinte soles arriba!
¡Qué ríos puestos de pie
vislumbra su fantasía!
Pero sigue con sus flores,
mientras que de pie, en la brisa,
la luz juega al ajedrez
alto de la celosía.

(Federico García Lorca)



Empecemos a analizar el poema por el primer verso “Silencio de cal y mirto” es decir el convento, la monja gitana está bordando, pero hay una “araña gris” ¿que está tejiendo esa araña gris? para mí es la matriz femenina que está trabajando, algo que solo se podría ver a través de un "prisma" hoy ya se ve con las ecografías, esos “siete pájaros” para mí son los siete meses de embarazo, ese embarazo es motivo suficiente para que la iglesia “gruña como un oso panza arriba” gruña, reniegue, censure, rechace o se enfade, pero que no puede negar el cobijo a quien fue a pedir ayuda refugiándose en el noviciado.
Sin embargo la chica demuestra su laboriosidad, el primor de las manos gitanas son expertas en trabajos manuales y en adornos de “lentejuelas y cintas”, con las que de haber sido un embarazo normal dentro de las leyes de su raza lo habría hecho así. 
A ella le gustaría que fuese de esa manera las “lentejuelas y cintas” son adornos muy corrientes en los atavíos y aderezos con los que las gitanas pudientes les gusta adornar a sus retoños y adornar bodas y bautizos. 
Pero la “Monja gitana” no tiene más remedio que conformarse con lo que está haciendo aunque para ella, que es una gitana humilde, ya que su pobreza lo aclara en el segundo verso del poema, cuando la compara a una “Malva entre las hierbas finas”, es decir, entre las monjas también hay clases, no es lo mismo entrar en un convento con la ropa puesta que aportar capital. La monja de García Lorca, al igual que mi gitana del año 1986, también tuvo que ser pobre, tuvo que estar desamparada y seguro fue repudiada y perseguida, seguro que se vio sin recursos y seguro que acudió al convento, por eso tenía que aguantarse aunque no de buen grado ya que su sufrimiento lo deja el poeta patente empleando el símbolo de “Las cinco llagas de Cristo” y además de decirnos que el suceso fue en Almería nos aclara con más claridad su dolor cuando dice que por más que se lo quieran “endulzar en la cocina” es decir llenando su estómago a cambio de trabajo, no se le achican las penas, estas están siempre presentes en sus recuerdos, los recuerdos son demasiados dolorosos “Le quiebran su corazón de azúcar y yerbaluisa” al recordar a “Los dos caballistas” es decir al novio legítimo y al “otro”, al payo, el traidor que la dejó embarazada.
El embarazo se ratifica, cuando al verse acosada por los recuerdos y embargada por la emoción el niño se mueve en sus entrañas con ese “Rumor último y sordo” que le despega la camisa del cuerpo, “Esa llanura empinada”, ese vientre de siete meses que es una presencia constante para aumentar su calvario.
La angustia es todavía más fuerte “Al mirar nubes y montes en las yertas lejanías” es decir, ella sabe de sobra que el niño no le pertenece, que al estar en el noviciado el futuro de su hijo es incierto, al nacer el niño traspasará los muros del convento hacia un horizonte incierto, será hijo de la inclusa en un destino desconocido para ella,o adoptado por cualquier matrimonio sin hijos por recomendación de la iglesia.
La monja se acaricia el vientre, “La llanura empinada” y nos aclara el verso incluso la edad de la gitana, veinte años “Veinte soles arriba”.
Toda su sangre se altera, toda su sangre gitana se enerva, se pone de pie, “Son todos los ríos de su sangre” los que deciden ahogarla en una loca fantasía llena de sueños, llena de libertad.
Pero se tiene que doblegar, tiene que continuar haciendo lo que el destino le ha deparado, seguir bordando mientras la luz del día, la pizca de libertad que percibe en el claustro parece burlarse de su sufrimiento “jugando al ajedrez” a través de los cristales del convento. 
Yo no sé hasta qué punto pudiera tener semejanza estas dos historias, lo cierto es que a mí me queda una pregunta en el aire, ¿por qué la chica que yo conocí sabía que “las payas cuando nos pasa una cosa así nos queda una salida que a ellas les parece menos asequible, ”Os metéis a monjas”me dijo... "A nosotros es raro que nos dejen hacer eso"
Creo que esta fue la circunstancia que conoció Federico García Lorca, la que le causó impacto y de alguna forma quiso dejar constancia, pero bien por el régimen de censura de aquel tiempo, o por temor a herir y provocar reyertas en una raza que él conocía muy bien, disfrazó todo de simbolismo pero así dejar reflejado el caso con un montón de pistas que son bastante evidentes, y mira por donde en 1986 se vuelve a repetir la historia en un caso que muy similar que muy bien pudo tener el mismo final... 
Pero eso es una incógnita en la que yo jamás sabré que fue de mi “niña gitana” y su “vientre indefenso”. Porque no he tenido jamás noticias de ella.
Granada Sandoval. (Todos los derechos de este Blog estan registrados en la sociedad de autores)