miércoles, 7 de marzo de 2012

HOMENAJE A MIGUEL HERNANDEZ


ESTE FUE EL HOMENAJE QUE SE LE HIZO A MIGUEL HERNANDEZ  EN SU CENTENARIO, SE CELEBRÓ EN EL CASTILLO DE CORNELLÁ (BARCELONA) PATROCINADO POR EL
AYUNTAMIENTO.                                       
                                       (Picar vídeo para escuchar música)



Centenario MIGUEL HERNÁNDEZ:
VIDA AMOR Y TRAGEDIA de un hombre
en tres tiempos ENSAMBLADO POR
                    Granada  Sandoval




Cornellá de Llobregat.
 Año  2010

Recita:
Antonio Manchado
Paquita moreno
Granada Sandoval
Canta: ---------------------------Paquita Moreno
Ensamblado con un Concierto de guitarra
A cargo del maestro----- Casimiro González
Grabación de imágenes-------Narciso Vizuete



Retrato de la vida y el sentir de un poeta

(Breve explicación de la vida de Miguel Hernández donde se encauzará el acto hacia el motivo principal del trabajo)

(Granada Sandoval)

HOY ES DÍA DE MÚSICA CANCIÓN Y VERSOS.

Es día de llenar la vida de arpegios para poder sentir que estamos vivos, hoy nuestras almas se irán detrás de unas notas musicales igual que los pájaros cuando buscan el agua fresca de la fuente más cercana, hoy dejaremos que el silencio se apodere de nuestros sentidos para encontrar el rumor de las hojas, el murmullo del viento, el canto de las aves, escuchemos el trino tembloroso de unos arpegios que van a lograr que nuestros sentidos disfruten vibrando al compás de unos trémolos celestiales, con ellos conseguiremos que nuestras almas se eleven al infinito sincronizando armonía con tres de las maravillas que tanto agradan a los dioses.
Dejemos que el verso, la música y la canción se apoderen de nuestras almas para qué se queden por siempre enamoradas de este concierto.
                             
 (Entra Casimiro, seguiriyas por cabales)


De Miguel Hernández se ha dicho casi todo, no hay más que leer las obras completas de Miguel y repasar su bibliografía para preguntarse uno ¿Qué puedo yo decir de este hombre que no se haya dicho ya? Lo único quizá sea que en él se cumplen de sobra todas las latitudes que pueda abarcar la mala suerte y la soledad del ser humano, Miguel nació en la soledad de la pobreza, creció en la soledad de la incomprensión, se ilusionó en la soledad de lo imprevisible, maduró en la soledad del autodidacta, muriendo después en la misma soledad que había nacido.
La historia de Miguel Hernández es tan triste, tan cercana, es tan parecida a la de tantos que vivieron  situaciones similares, que al leerla da escalofrío y la piel se eriza, sus poemas transmiten de tal forma, penas, anhelos, amores y tragedias que toda ella es el portavoz de unos ideales que brotaron al ritmo de un corazón honrado.
Miguel escribió de tal forma sus ideas, que al leerlas su voz se hace un boomerang retornando hacia el alma para hacernos sentir la pasión que él ponía al escribir, leyéndolo se respiran inquietudes, se acelera el pulso, se despierta el instinto de ese otro yo desgraciado que cada cual tenemos dentro para emparejarse a él haciendo que vivamos su vida en paralelo.
Todos sus versos dan un pellizco en las tripas al repasarlos porque recuerdan situaciones parecidas oídas o vividas de los que ya tenemos cierta edad y tuvimos que padecer los residuos de aquellos tiempos tan difíciles. Los poemas de Hernández describen vivencias, retratan sentimientos, golpean el corazón desde un apasionamiento tenaz que se queda flotando en la retina fusionando imágenes y sentires de un poeta rural tan cercano a las necesidades del campesino que supo cantarle a la tierra retratando situaciones del entorno como nadie lo ha hecho, Miguel escribió todo tal como lo vivió, consiguió clavar su historia en el corazón del pueblo tan intensamente que la hizo inmortal.
Por eso hoy nos adherimos a la conmemoración del centenario de su nacimiento recordando algo de su obra y para eso nada mejor que ensamblar sus poemas con un concierto de guitarra.

 (Aquí tocó Casimiro una petenera )

La obra de Miguel Hernández tiene tantos matices y tantos casos por analizar, que a la hora de elegir uno no sabe con cual quedarse, casi todo el mundo elige los más emblemáticos pues al cabo de tantos años es difícil realizar un trabajo sin caer en repeticiones, no obstante yo creo haber conseguido elaborar un buen trabajo ensamblando imágenes fotográficas del poeta, con la colaboración de Narciso Vizuete.
Al mismo tiempo los poetas Antonio Manchado, Paquita Moreno y yo recitaremos a Miguel Hernández y el maestro de guitarra Casimiro González enriquecerá el acto con un hermoso concierto, espero que lo disfruten empezando con ésta solea.
                                              
 ( Aquí la soleá)

Miguel fue, y seguirá siendo eternamente la voz del pueblo, es el grito desgarrado del oprimido, el cantor idealista y exacto en el sentir de una tierra que es reina y esclava, Miguel es grande en el recuerdo porque sus poemas son grandes, son la voz del desamparo, el llanto de la injusticia, el sonido musical de los deseos y el susurro dolorido del amor.
Para que un poeta consiga todo esto tiene que ser raíz pura pegado a la tierra, tiene que cuajarse en la rudeza del campo, vivir como vive un labrador y sentir en sus propias carnes la pobreza, por eso Miguel al ser víctima del desamparo, pasar de niño a hombre antes de tiempo y además ver truncarse su existencia y cerrase todos sus caminos en plena juventud por escribir de una forma tan descarnada y agresiva. 
De sobra es conocida la historia del poeta, la historia de aquel niño que se forjó en la soledad pastoreando las cabras con seis o siete años,  es doloroso imaginar su infancia, ser tan pequeño y tener que pasar días y días sin otro aliciente que la lucha por encontrarse a sí mismo. Por eso no es de extrañar el dolor que destilan sus versos, sobre todo el poema que dedica a esa criatura sometida al trabajo y la escasez, Miguel en realidad no tuvo una pobreza extrema, pero la sintió en su entorno y esto le hizo despertar su sensibilidad para escribir el famoso poema del 

NIÑO YUNTERO que vamos a escuchar a continuación.


Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,         
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,                      ( recita Paquita Moreno)
de una tierra descontenta      
y un insatisfecho arado.
Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida             
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.
                          
Empieza a vivir y empieza
a morir de punta a punta          
levantando la corteza
de su madre con la yunta.
Empieza a sentir y siente
la vida como una guerra,          (Recita Antonio Manchado)
y dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.
Contar sus años no sabe
y ya sabe que el sudor                 
es una corona grave
de sal para el labrador.


Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,                  
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.                     
A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,            
con una ambición de muerte          ( Recita Paquita Moreno)
despedaza un pan reñido.
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura
que escucha bajo sus pies            
la voz de la sepultura

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente                
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.
Me duele este niño hambriento        (Recita, Antonio Manchado)
como una grandiosa espina            
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.    
Lo veo arar los rastrojos
y devorar un mendrugo                  
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho
y su vida en la garganta                   (Paquita Moreno)
y sufro viendo el barbecho
tan grande como su planta.


¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?          (Antonio Manchado)
¿De dónde saldrá el martillo
Verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón                    
de los hombres jornaleros,                 
que antes de ser hombres son       (A duo )           
y han sido niños yunteros.

En este breve recorrido que hoy hacemos sobre la obra de Miguel Hernández nos detendremos un momento en su adolescencia, un tiempo en el que ya escribía con candidez que le gustaría dejar de ser niño, sin embargo ya ensayaba soledades de amor mientras soñaba con ser poeta, después empezaría a despuntar su energía varonil dejando semblanza de su primer cuaderno escrito, titulado “PASTORIL” en el ya se vislumbra una cierta sensibilidad incipiente que más tarde daría paso al hombre que escribiría versos desgarradores y aullidos  de protesta, hay unos versos donde describe aquellos años y los vamos a recordar hoy.
     

 (Recita  Paquita Moreno acompañada por Casimiro con unos punteos de guitarra)                              

 PASTOR ADOLESCENTE

A las tres salgo al monte y lo despierto
con una voz oscura y desabrida…
Más triste que una oveja malparida
se me queda el amor al descubierto.

A las doce, cansado y medio muerto
de sed, llevo el rebaño a la venida
de la fuente, ignorada de sabida
que me enseña su origen boquiabierto.   (Paquita)

Sesteo hasta las cuatro en la quebrada,
hasta las siete voy dejando rastros
de honda en los espacios que yo animo.

Desde las siete parto a las majadas,
a la luz secundaria de los astros,
a tu voz, a tu encuentro y a tu arrimo.


ANTONIO MANCHADO

(Recita Antonio Manchado acompañado de Casimiro a la guitarra)

Ya el labio superior se me oscurece
con  una grama oscura no pastada
y en lo más interior de la mirada
¡Qué noche de San Juan me resplandece!

Ya una ubre de oveja me parece
no sé qué dulce aurora sonrosada
y por menos de algo, que es por nada,           (ANTONIO)
doce luceros se me antojan trece.

Adolezco y me venzo; y si no fuera
por el apoyo esbelto del callado
daría con mi cuerpo en un barranco.

La soledad me angustia y desespera,
y si voy a mi aire, sobre el lado
del corazón rendido y cojitranco.


(Recita Paquita Moreno, acompaña Casimiro a la guitarra)

SUSPIRO Y PIEDRA

Ay, no encuentro, por más que tiro y tiro
en la tarde serrana, sola y monda,
sol,  la piedra sólida de la honda
y el suspiro escapado del suspiro.

Todo es penumbra triste cuanto miro
a la larga, la ancha y la redonda                  (PAQUITA)
y en la piedra vuelve, sube y blonda
ni el suspiro deslumbra este retiro.

Suspiro y piedra suben a la altura,
suspiro y piedra bajan enseguida
al mismo sitio oscuros y ligeros.

Pena cuando la noche se apresura,
suspiro y piedra, al fin sobre mi vida
se quedan convertidos en luceros.

(Recita Antonio Manchado, Acompaña Casimiro a la guitarra)

Por una senda van los hortelanos,
que es la sagrada hora del regreso,
con la sangre injuriada por el peso
de inviernos, primaveras y veranos.

Vienen de los esfuerzos sobrehumanos
y van a la canción y van al beso,
y van dejando por el aire impreso                 (ANTONIO)
un olor de herramientas y de manos.

Por otra senda yo, por otra senda
que no conduce al beso aunque es la hora,
si no que merodea sin destino.

Bajo su frente trágica y tremenda,
un toro solo en la ribera llora
olvidando que es toro y masculino.


(Recita Paquita Moreno, acompaña Casimiro)

Lluviosos ojos que lluviosamente
me hacéis penar: lluviosas soledades,
balcones de las rudas tempestades
que hay en mi corazón adolescente.

Corazón cada día más frecuente
en para idolatrar, criar ciudades
de amor que caen de todas mis edades            (PAQUITA)
babilónicamente y fatalmente.

Mi corazón, mis ojos sin consuelo,
metrópolis de atmósfera sombría
gastadas por un río lagrimoso.

Ojos de ver y no gozar el cielo,
corazón de naranja cada día
si más envejecido, más sabroso.

Recita Antonio Manchado, acompaña Casimiro)

Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.

Como el toro lo encuentro diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado               (ANTONIO)
como el toro a tu amor se lo disputo.

Como el toro me crezco en el castigo
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.


Después conforme avanza en su madurez de hombre va desgrana soledades y  reflejando premonitoriamente a quien arriesgaría la vida en los frentes de batalla, escribió comprometiéndose al máximo aún a sabiendas de que junto a sus ideales arrastraría a los suyos y dejaría la felicidad enganchada en las zarzas del camino, pero eso no le impidió escribir poemas tan agresivos como este de.

JORNALEROS

   
(Recita Granada, acompañada de Casimiro por punteos de galeras suavemente)

Jornaleros que habéis cobrado en plomo
sufrimientos, trabajos y dineros.
Cuerpos de sometido y alto lomo:
Jornaleros.
Españoles que España habéis ganado
labrándola entre lluvias y entre soles.
Rabadanes del hambre y el arado:
Españoles.
Esta España que, nunca satisfecha
de malograr la flor de la cizaña,
de una cosecha pasa a otra cosecha:
Esta España.
Poderoso homenaje a la encina,
homenaje del toro y el coloso,
homenaje de páramos y minas:
poderosos.
Esta España que habéis amamantado
con sudores y empujes de montaña
codician los que nunca han cultivado:
Esta España.
¿Dejaremos llevar cobardemente
riquezas que han forjado nuestros remos?
¿Campos que ha humedecido nuestra frente
dejaremos?
Adelanta, español, una tormenta
de martillos y hoces: ruge y canta.
Tu porvenir, tu orgullo, tu herramienta
adelanta.
Los verdugos, ejemplo de tiranos.
Hitler y Mussolini labran yugos.
Sumid en un retrete de gusanos
 A los verdugos.
Ellos, ellos nos traen una cadena
de cárceles, miserias y atropellos.
¿Quién España destruye y desordena?
                                  
     (A quí entra Casimiro subiendo el tono Galeras)

¡Ellos! ¡Ellos!       
Fuera, fuera, ladrones de naciones,
guardianes de la cúpula banquera,
cluecas del capital y sus doblones:
¡Fuera, fuera!
Arrojados seréis como basura
de todas partes y de todos lados
no habrá para vosotros sepultura,
arrojados.
La saliva será vuestra mortaja
vuestro final la bota vengativa,
 sólo os dará sombra, paz y caja
la saliva.
Jornaleros, España, loma a loma
es de gañanes, pobres y braceros.
¡No permitáis que el rico se la coma,
Jornaleros!   


 (finaliza por galeras más fuerte y solo)

(Canta Paquita Moreno y  recita Antonio Manchado)

 ( ACEITUNEROS)

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿Quién,      (PAQUITA)
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,                  
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura            (ANTONIO)
de los troncos retorcidos.
Levántate olivo cano,
dijeron al pie del viento.
y el olivo alzó una mano                 
poderoso de cimiento.

Andaluces de Jaén
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿Quién             (PAQUITA)
amamantó los olivos?
Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida            
generosa del sudor

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,        
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.
Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día               (ANTONIO)
era principio de un pan
que solo el otro comía.
¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,             
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma, ¿de quién,      (PAQUITA)
de quién son estos olivos?
Jaén, levántate brava
Sobre tus piedras lunares,        
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,            (ANTONIO)
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.

Andaluces de Jaén
Aceituneros altivos                        (PAQUITA)
Decidme en el alma ¿Quién,
Quién levantó los olivos?

(CASIMIRO interpreta una malagueña)

Ahora vamos a leer un poema que Miguel titula Primera elegía, después vendrían otras, en total tiene escritas diez, entre ellas la famosa que hizo a su amigo José Marín, más conocido por el anagrama de Ramón Sijé y que suele ser la más repetida en todos los eventos, sin embargo yo he escogido ésta no tan popular dedicada a Federico García Lorca que hace suponer fue escrita al día siguiente de que mataran al granadino porque en uno de los versos dice, “hasta ayer se llamó, hoy polvo se llama”.
A Federico lo conoció Miguel en Murcia, allí le hablo del PERITO EN LUNAS y el poeta, ya consagrado, le dijo que era un libro muy bueno, a partir de ahí se hizo incondicional de Federico, por eso cuando el libro fue publicado y no tuvo la repercusión que Hernández esperaba, le escribió a Lorca preocupado y rabioso diciendo, “Perdone usted. Pero se ha quedado todo: prensa, poetas y amigos tan silenciosos ante mi libro por usted alabado aquella tarde murciana que he maldecido las horas malas en que di a leer un verso mío” Federico le consoló escribiéndole una carta en la que le decía “No se merece PERITO EN LUNA ese silencio estúpido, no. Merece la atención, el espíritu y el amor de los buenos, y eso lo tienes y lo tendrás, porque tienes la sangre de poeta”  El maestro del Romancero Gitano escribiría esa carta como paño de lágrimas para salir del paso puesto que hay diversos testimonios que demuestran la alergia que sentía por la rusticidad del de Orihuela, sin embargo, se ve que Hernández esto lo ignoraba dado el sentir que se palpa en esta Elegía que titula

ALEGÍA PRIMERA (Dedicada a Federico García Lorca)



(Recita Granada, acompaña con un punteo de Guitarra por Casimiro)

Atraviesa la muerte con herrumbrosa lanzas
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.
Verdura de las eras.
¿Qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.
El dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro encuentro.
Y una vez más el callejón del llanto
Lluviosamente encuentro.
Siempre me ven dentro
de de esta sombra de acíbar revocada
amasada con ojos y bordones
que un candil de agonía tiene puesto a la entrada
y un rabioso collar de corazones.
Llorar dentro de un pozo
en la misma raíz desconsolada
del agua, del sollozo,
del corazón quisiera:
Donde nadie me viera la voz ni la mirada.
Ni restos de mis lágrimas me viera.
Entro despacio, se me cae la frente
despacio, el corazón se me desgarra
despacio, y despacio y negramente
vuelvo a llorar al pie de una guitarra
                                                   
(Aquí interpreta Casimiro un taranto)

Entre todos los muertos de elegía,
sin olvidar el eco de ninguno
por haber resonado más el alma mía
la mano de mi llanto escoge a uno…
Federico García hasta ayer se llamó:
Hoy polvo se llama.
Ayer tuvo un espacio bajo el día
que hoy el hoyo le da bajo la grama.
¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!
Tu agitada alegría,
que agitaba columnas y alfileres
de tus dientes arrancas y sacudes
y ya te pones triste, y solo quieres
el paraíso de los ataúdes.
Vestido de esqueleto
durmiéndote de plomo
de indiferencia armado y de respeto
te veo entre tus cejas si me asomo.
Se ha llevado tu vida de palomo
que ceñía de luna de arrullos
y de espuma el cielo y las ventanas
como un raudal de pluma
el viento que se lleva las semanas.
Primo de las manzanas,
no podrá con tu savia la carcoma,
no podrá con tu muerte la lengua del gusano
y para dar salud fiera a su poma
elegirá tus huesos el manzano.
Cegado el manantial de tu saliva,
hijo de la paloma,
nieto del ruiseñor y de la oliva
serás, mientras la tierra vaya y vuelva,
esposo de la siempre viva,
estiércol padre de la madre selva.
¡Qué sencilla es la muerte: que sencilla,
pero que injustamente arrebatada!
No sabe andar despacio, y acuchilla
cuando menos se espera su turbia cuchillada.
Tú, el más firme edificio, destruido,
tú, el gavilán más alto, desplomado,
tú, el más grande rugido,
callado, y más callado, y más callado…
¡Caiga tu alegre sangre de granado
como un derrumbamiento de martillos feroces!
¡Sobre quien te detuvo mortalmente
salivazos y hoces!
¡Que caigan sobre la mancha de su frente
Como una inmensa gotera…!
¡Igual que el dolor que arrastra
Esta triste petenera!
                                          (Aquí la Petenera)
Muere un poeta y la creación se siente
herida y moribunda en las entrañas.
Un cósmico temblor de escalofríos
mueve temiblemente las montañas,
Un resplandor de muerte la matriz de los ríos.
oigo pueblos de ayes y valles de lamentos,
Veo un bosque de ojos nunca enjutos,
avenidas de lágrimas y mantos
y un torbellino de hojas y de vientos
lutos tras otros lutos y otros lutos,
llanto tras otros llantos y otros llantos.
No aventarán, no arrastrarán tus huesos
volcán de arrope, trueno de panales,
poeta entretejido, dulce, amargo,
que el calor de los besos sentiste,
entre dos largas hileras de puñales.
Largo amor, muerte larga, fuego largo.
para hacer a tu muerte compañía,
Vienen poblando todos los rincones
del cielo y de le tierra bandadas de armonía,
relámpagos de azules vibraciones,
crótalos granizados a montones,
batallones de flautas, panderos y gitanos
ráfagas de abejorros y violines,
tormentas de guitarras y pianos,
irrupciones de trompas y clarines.
Pero el silencio puede más que el instrumento
Silencioso, desierto, polvoriento
Y en la muerte desierta,
parece que tu lengua, que tu aliento
les ha cerrado el golpe de una puerta.
Como si paseara con tu sombra,
paseo con la mía
por una tierra que el silencio alfombra.
que el ciprés apetece más sombría.
Rodea mi garganta tu agonía
como un hierro de horca
y pruebo una bebida funeraria.
Tú sabes, Federico García Lorca,
que soy de los que gozan una muerte diaria.

(Aquí toca Casimiro una media granaína)


Miguel lucho continuamente con la incomprensión y las limitaciones, pero a fuerza de tesón logró alcanzar algunas metas de las que se había propuesto, desde sus años juveniles, lucho hasta el último suspiro de su vida, siempre fue fiel a sus ideales, levantó su grito de protesta ante la visión del tiempo desajustado que le tocó vivir y al final la muerte le segó el aliento  enfermo y encarcelado.
Hay infinidad de escritos digno de mencionar y estudiar a Miguel Hernández, pero el tiempo ya no da para más, he escogido para finalizar dos últimos poemas.


LA CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO y LAS NANAS DE LA CEBOLLA.
Así que vamos a escuchar en primer lugar la dedicada a su esposa.

(Recita el poema entero Antonio Manchado)
(acompañado de Casimiro con punteos)

He poblado tu vientre de amor y sementera,
he  prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta lo hondo.
Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida
tus pechos locos crecen hacía mi dando saltos
de cierva concebida.
Ya me parece que eres un cristal delicado,
como que te me rompes al más leve tropiezo
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.
Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo,
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,               
ansiado por el plomo.
Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa,
hasta en el polvo, esposa.
Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacía mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.
Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera
y defiendo a tu hijo.
Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.
Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tú implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.
Para el hijo será la paz que estoy forjando
Y al fin en un océano de irremediables huesos
Tu corazón y el mío naufragarán, quedando
Una mujer y un hombre gastados por los besos.

(Intervalo musical de Casimiro)

Finalizamos con las nanas de la cebolla escritas desde la cárcel  en contestación a la carta donde su mujer embarazada le decía que solo comía pan y cebolla como único alimento
 (Las interpretan Paquita y Antonio)


LAS NANAS DE LA CEBOLLA.

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
Escarcha de tus días
y de mis noches.                      (PAQUITA)
Hambre y cebolla:
Hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba,
con sangre de cebolla
Se amamantaba.
Pero tú sangre,
escarchaba de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,                           (ANTONIO)
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa
ríete mucho
es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.


Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.                   (PAQUITA)
Boca que vuela,
corazón que en los labios
relampaguea.

Es tu risa la espada                   
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aletea,                     (ANTONIO)
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea
desde tu cuerpo!

Despertar de ser niño
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca          (PAQUITA)
Ríete siempre
Siempre en la cuna
Defendiendo la risa
Pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen         (ANTONIO)
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.              
Frontera de los besos
serán mañana                              (ANTONIO)
cuando en la dentadura    
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo      
buscando el centro.
Vuela niño en la doble     
luna del pecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

Desperté de ser niño,
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca
ríete siempre.                 (PAQUITA)
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.


(Finaliza el acto Casimiro con una rondeña)

MÚSICAS INTERPRETADAS EN EL ACTO POR EL MAESTRO CASIMIRO GONZALEZ FUERON:
               
Piezas completas:

Malagueña.
Galeras.                                             
Petenera.         
Solea.        
Tarantos
Rondeña
Granaina

MÚSICA DE ACOMPAÑAMIENTO:

Punteos de peteneras
Punteos de Granaina        
Punteos de Solea
Punteos por Cabales
Punteos por galeras.