sábado, 5 de marzo de 2011

EL MILAGRO DE LA VIDA



EL MILAGRO DE LA VIDA.

Un día, entre el sopor de mis tinieblas
sentí una sensación suave y precisa
correr por los recodos de mis venas
cargada de ilusión y de sonrisas.
Busqué por el remanso de tristezas
que había por los engaños de mi vida,
allí donde se ahogaban los sollozos
en un lago de sangre resentida.                                                                                         
Repasé sensaciones y silencios
porque sentía renacer una luz viva
poniéndole a mi piel color de sangre
y a mi boca el olor de la Artemisa.
¿Será posible Señor? ¡la carne se me esponja
sobre el vientre! ¡ la siento que respira!
Los senos se me están volviendo fuentes.
La sangre es un volcán en carne viva
que alimenta los latidos de mi pecho
para que cuaje otra sangre con la mía.
Mis ojos, que eran tristes se renuevan
brillándome con rayos de alegría
y se van soñadores a los cielos
incrédulos, ¡milagro! ¡Maravilla!                                                   
¡Mis labios se estremecen de plegarias!
¡Qué dulce sensación! ¡Qué luz divina!
voy juntando las manos sobre el vientre,
temblorosas, ¡Y el vientre se me ensancha!
¡Me palpita! ¿Será posible Señor
que en mi cintura, se esté formando
el milagro de la vida? 

3-9-76.