AQUÍ UNAS PÁGINAS DE MI LIBRO
“PALABRAS Y VERSOS EN EL AZUL DE AL-ANDALUS” –
PROLOGO (Antonio Balmón)
La poesía, el arte de dar belleza a las palabras, tiene la
capacidad de hacernos leer varias veces un mismo texto hasta encontrar su tono
más adecuado; cambian los ritmos, cambia de una lectura interior a recitarlo en
voz alta, cambia según el lugar o la hora en que lo leamos... Podemos aprender
de esta multitud de maneras de acercarnos a un libro, a un texto, como formas
de ver la vida, no sólo el arte.
Varias voces pueden enriquecer la forma en que entendemos un
sólo mensaje. Pero tanto como entender esa riqueza, es importante comprender lo
que subyace la obra de arte original.
Granada
Sandoval ha llevado su voz hasta estas páginas, para compartir su gran
capacidad creativa y sensitiva con nosotros. En poesía, en prosa poética,
reuniendo sensaciones, pensamientos y relatos. Los lectores vemos a través de
esta ventana una parte de ese universo creativo, una forma de escribir y crear
en forma de torrente, de ilusión, de la fascinación por provar empatía y
compartir sueños, reflexiones y palabras. Los que la hemos escuchado sabemos de
su forma ilusionante de escribir o hacer poesía, y su voluntad de que la ciudad
se mantenga despierta a este tipo de creatividad. Y Cornellà, en la que
promovemos un plan para fomentar la lectura como herramienta de crecimiento y
conocimiento, tiene en cuenta este valor.
Mi más
sincera felicitación por llevar a término esta obra, y mucha suerte.
Antonio Balmón
Alcalde de Cornellà de Llobregat
AGRADECIMIENTOS
En el apartado de agradecimientos,
quiero mencionar a mí familia
Darles gracias por soportarme toda una
vida robando tiempo a ellos para darme horas a mí egoistámente, gracias por
entender la necesidad de aislarme en la parcela literaria, en particular a mi
hija por su comprensión y paciencia, a Manolo por el ánimo que me ha dado, por
su amistad, por su cariño y por su compañía.
Gracias a los amigos porque cada vez que
les he leído algo me han estimulado con sus elogios.
Gracias a los compañeros por su
comprensión y por su respeto, no pongo nombres porque tengo la suerte de que
son muchos y no quiero olvidar a nadie, yo sé los que son y ellos saben que
están ahí en un lugar preferente.
Gracias al ayuntamiento de Cornellá, (Barcelona) por
dedicarle tanta atención a la cultura, gracias por el apoyo y subvenciones ya
que sin ese soporte este libro no habría visto la luz.
Granada Sandoval
Año 2010
OPINIONES.
Poeta del sentimiento apasionado
Granada Sandoval escribe por necesidad
vital, sus textos son el avenamiento de esa riqueza imaginativa suya que se
desborda y se le derrama en versos o en prosa apasionada en esos espontáneos
soliloquios, en los que “avanza sin parar, ansiosa por decir cosas, por
denunciar cosas, por defender cosas…”
Su poesía es el espejo en que se refleja
todo lo que de bello y bueno perciben sus sentidos, es ese “regusto de la
sensibilidad” al que hace referencia en su poema “Divagando”. Y también lo es
ante el júbilo que le produce la llegada de un nuevo ángel al redil de la
familia:
Eres la luz de amor que me envenena
en el mar de palabras que me acosa.
Eres, con suavidad de mariposa,
mi flor de raso azul de sangre y vena.
Naturalmente, también halla eco en sus
versos todo lo triste que le golpea desde su entorno: las malas noticias, tan
abundantes, el hambre y el infortunio
que padecen tantos, el clamor de pueblos enteros que sufren la asfixia de una
tiranía opresora o el zarpazo de una Naturaleza enfurecida..
Estremecedor el testimonio elegíaco de
ese otro dolor personal, íntimo, a la muerte de un familiar cercano. Una muerte
que truncó una vida joven, alguien a quien la poeta llama “Mi querido David”
“El
corazón del amor se desgarra en la tristeza y me voy a aferrar a la escritura
por ser el único consuelo fiel que siempre me acompaña”.
Efectivamente, es su escritura la voz de
sus sentimientos, de todos sus sentimientos. También de sus horas de
aislamiento voluntario, cuando disfrutando del reposo idílico de su particular
paraíso a la sombra del Ordal, aspira honda esa brisa y ese paisaje y plasma en
rotundos endecasílabos la plenitud de su paz interior, de su equilibrio de
ánimo, para confesarnos que
En
mi retina la fuerza del paisaje
desdibujando
una imagen presentida,
en
la ilusión un momento de añoranza
y
el embrujo de una forma concebida.
Todo cuanto escribe es expresión de su
verdad, nada es frivolidad o ficción, incluso cuando fantasea sobre la
fundación de Elvira, la antigua diócesis romana que Plinio refutó como una de
las ciudades más importantes de la Bastetania, se atiene a la referencia
histórica que dan algunos autores sobre el asentamiento inicial de la actual
ciudad de Granada.
Leer este libro es repasar no solo la
biografía, sino también el mundo ideológico de nuestra poeta. Todo ese mundo
palpita en sus páginas. De esa raíz brotan estos versos y estas prosas en las
que está omnipresente su vida, sus inquietudes y su amor por todo y por todos
los que la rodean o fueron cercanos a ella en algún tiempo pasado y ya no están
a su lado en forma visible, pero siguen cercanos en su pensamiento y en su
afecto.
Quienes conocemos personalmente a
Granada Sandoval, la identificaremos plenamente al leer estas páginas; quienes
no la conozcan en persona, leyéndolas acabarán sabiendo quién es y cómo es
nuestra gran poeta. Este libro es el retrato fiel de sus fobias y filias, de su
rebeldía y de sus amores, de sus logros y sus quebrantos, de su sentido de la
justicia y de sus principios morales y humanísticos. Es un fiel retrato de su
persona y de su obra.
Amigo lector: Tengo el gusto de presentarte aquí, en este libro que tienes en
tus manos, a la presidenta del Círculo Artístico y Literario El Semillero Azul.
José Bretones Salinas
ATARDECER DORADO
Hay atardeceres de otoño que superan en
belleza a las azules mañanas de primavera; te inspiran templanza, abren tus
sentidos e indican que el dorado de la vida es el cúmulo de la sabiduría humana
y que conjuntamente con la experiencia hace que la fuente de la sensibilidad se
desborde.
Granada Sandoval se refleja en lo
expuesto; es una de esas especies florales compuesta de mil colores, que no
sabes si le viene de la tierra hechizada donde nació, o fue un conjuro de los
astros para darle la esencia que emana de su corazón; porque ella a diferencia
de otros ya nació sensible y poeta.
Bendita sea la enajenación del escritor porque
sin ella el calidoscopio no sería diferente.
En este inexorable y a veces espinoso
camino de la vida poética me encontré con Granada Sandoval, fue algo con lo que
la Diosa fortuna me obsequió. Leer sus poemas fue el principio de mi atardecer
dorado; cogido de su mano empecé a entender el significado de la poesía, se me
abrieron los sentidos para ejercer correctamente el dominio poético, ya que sin
él jamás habría alcanzado la satisfacción de cubrir esta necesidad vital que me
ayuda a fortalecer el alma en este difícil camino de ir tirando de la vida.
Es bueno encontrar personas así que nos
orienten constantemente a quien de verdad sentimos el amor y el respeto por las
letras.
Gracias Granada por ser mi amiga, por
ser de mi tierra y por fundar ese rincón maravilloso del Semillero Azul, donde
otros muchos al igual que yo, encontramos esa
mezcla de todo donde el espíritu se sacia en la desesperada ansia de aprender.
Manuel Gómez Serrano
NOTAS DE LA AUTORA
Después de veintitrés años sin publicar
nada mío en solitario he decidido que ya es hora de hacerlo, así que ayudada
por el soporte del ayuntamiento de Cornellá voy a repetir experiencia.
Este es un libro recopilatorio de otros
libros que tengo inéditos, he querido hacerlo así, insertando unas pinceladas
de varias obras para hacer un abanico variado y ofrecer un pequeño muestrario
de la cantidad de trabajos que he acumulado a lo largo de estos años.
Durante todo este tiempo me he mantenido
activa como presidenta del Circulo Artístico Literario SEMILLERO AZUL, he colaborado como jurado en
el certamen poético del centro Blas Infante de cornellá, he participado en
antologías colectivas con otros autores, he publicado algunas cosas en revistas
y periódicos, he prologado libros de otros autores y sobre todo he estado trabajado
a fondo en mi propia obra en espera de decidir el momento de publicar de nuevo ya
que no lo he hecho desde el primer disparate que hice en 1986 cuando me costee
de mi bolsillo los dos primeros libros de poemas “RECUERDOS I” y “RECUERDOS II”
unos poemarios que vieron la luz con ilusiones descontroladas e ideas confusas,
los publiqué en la editorial AMARANTOS,
la única que sobrevivía a consta de cuatro ilusionados como yo que arriesgaban el
dinero sin respaldo de promociones editoriales, ni de ventas.
Yo, sin encomendarme a nadie y sin tener
idea de nada me embarqué en el disparate de desembolsar casi un millón de
pesetas de los de antes en publicar unos libros que no tenían más carta de
presentación que unas enormes ilusiones, así de golpe y porrazo me encontré con
dos mil ejemplares de cada libro para despacharlos con presentaciones
improvisadas en centros culturales o casas regionales.
Tengo que reconocer, que nadie me forzó
a meterme en aquella odisea que fue bastante desalentadora para mí, ya que por
aquel tiempo pensaba que se me iban a abrir las cumbres literarias con aquellas
publicaciones.
Desde luego los libros quizá cumplieran
con aquella frase del pintor que preguntó a un crítico, ¿Qué le ha parecido mi
obra? Y este le contestó, ¡Los marcos son preciosos! Pero ya digo, por aquél
entonces me hicieron ilusión, pero todo quedó en eso, en la ilusión de verlos
en letra impresa y el palo de tener que regalarlos casi todos; Y digo casi
todos, porque la Generalitat de Cataluña se quedó con seiscientos ejemplares de
cada uno porque se publicaron en bilingüe, beneficios que se quedó la editorial
para cubrir gastos, el resto fueron repartidos por librerías amigos y
familiares. Como comprenderán después de aquello no me quedaron ganas de seguir
arriesgando con publicaciones inseguras, pero no me impidió tampoco seguir
escribiendo.
A lo largo de este tiempo he recibido
algunas ofertas para publicar pero siempre sin el respaldo de ventas ni
subvención alguna por lo que siempre se quedó el proyecto en el aire, así que fui
acumulando escritos y posiblemente madurando un poco porque sabios pensadores
siempre han aconsejado “que dejar las cosas reposar en el cajón es como dejar
al vino que tome grados”.
No sé si lo habré conseguido, pero desde
luego reposar han reposado, veintitrés años dan para mucho y material tengo
acumulado para cubrir bastantes libros de poemas, narrativa y teatro, por eso
mayormente entremezclo en este ejemplar pinceladas de distintas obras como si
fuese un muestrario variado de lo que he ido haciendo estos años, es decir,
quiero que este libro sea una especie de escaparate por si al promocionarlo
alguna editorial se decide a arriesgar conmigo para próximas ediciones, si no,
continuaran inéditos, se los dejaré de herencia a mis hijos por si alguno me sale
con el puyazo de escritor y remueve mis cosas después que yo me haya ido,
posiblemente entonces se cumpla aquello de, “A burro muerto cebada al rabo” entre
tanto seguiré escribiendo porque a estas alturas de mi vida es muy difícil
quitarme los vicios las adiciones ni los resabios, por eso voy a dejar correr a
su aire el torrente que me acosa abriendo espita al silencio a ver qué pasa con
este ejemplar, si se da bien estupendo, si no, seguiré acumulando cosas mientras
pueda conservar la lucidez de las ideas en esta vieja cantera que se deshace en
palabras: Porque yo siempre he tenido palabras, mi boca es un volcán de
palabras, es la fuerza de la palabra misma, el ventanal abierto de todo lo que
pienso, y pienso continuamente, las frases me salen a borbotones, siempre
diferentes, siempre aderezadas con el sentir profundo de quien nació sincera, a
veces son frases hechas, cosas aprendidas, pero la mayoría son nuevas,
distintas a todo lo aprendido, cosas inimaginables, incógnitas sin nombre que
debo de bautizar con sentimientos extraños.
Mi cabeza es un volcán en erupción, una
fábrica de palabras brotando como un río descontrolado entre pensamientos
filosóficos, preguntas sin respuesta, y versos sin horizonte, pero palabras,
siempre palabras, borbotones de cosas atormentando el alma que me hacen renegar
de la afición de escribir…y sin embargo escribo, escribo con la tozudez de
quien piensa que escribir es la piedra filosofal del mundo, el bálsamo del
alma, el enderezador de todos los entuertos, que el oficio del poeta es
imprescindible… ¿Quién metería en mi frente una idea tan absurda? ¿Por qué le
daré yo tantas vueltas a la cabeza? me pregunto a veces cansada de deslizarme
por una cinta de frases propias o ajenas, ¿Por qué mi vida a de agonizar en un
lago de palabras? ¿Por qué he de sufrir estos arrebatos de desaliento? A estas
preguntas el subconsciente me responde con algo de lógica de la siguiente
manera… ¡Porque estás harta de escuchar palabras vacías, palabras que no
destilan jugo de sangre, que no tienen sonido de tormenta, que no suenan a
citaras o violines porque son palabras sin alas, pájaros sin horizonte, faros
sin luz, frases que les falta la esencia pura de la palabra misma, cosas que les
falta esa fuerza que se agarra al corazón y se mete en la sangre como el filo
de un cuchillo, eso que te da un pellizco en las tripas y te produce
escalofrío…!
Sin embargo, a pesar de todas estas
cavilaciones continuo escribiendo…sigo con las mismas ideas y los mismos
alardes de una jumenta que nació con la voz colgando de las cosas imposibles… la única explicación que se me ocurre para
entender esto es que nací enamorada de los vocablos exactos, enamorada de las palabras
justas, de las cosas bien hechas, por eso, con la terquedad del tábano zumbón
voy insistiendo sin descanso por ese túnel de perfecciones, esa laguna de ideas,
ese torrente de agonía que no permite descuidos ni vestimenta baldía, eso que yo llamo el cenagal del poeta.
¡Poeta, trovador de los tiempos!
¡Charlatán de ilusiones! ¡Vendedor de los sueños! Qué fácil parece colocarse
ésta etiqueta.
Todos los días estoy conociendo poetas,
rimadores de escalera que no conocen más senda que la cojera del verso,
cigarras cansinas, que atrofian los sentidos en una sola escala de música
desafinada, rimadores que no se dan cuenta que son voces sin nombre, ideas sin
espoleta, cigarrones que ignoran que el
orfebre de la palabra que cultive la poesía a de estar siempre afilando la
inteligencia, puliendo y repuliendo los sentidos, analizando las formas justas hasta
conseguir la quinta esencia de la frase exacta para que el vocablo encastre con
la idea aderezándola con gracia, que la idea pueda darle al verso nombre de
eternidad sobre los tiempos, que puede hacer historia sobre las piedras
eternas, sobre los vientos del alma, sobre el tapiz de las letras…
Todo
lo demás, son bombas sin espoleta petando por los castillos hechos de arena y
careta.
Fantasías de quijote que suena su pandereta
mientras
rebuscan blasones sin fuerzas y sin etiqueta… porque el verso…
El
verso, es como un grito de nostalgia
perdido
en el azul del desamparo.
Un
fenómeno eterno, firme y raro
abriéndose
camino en la neuralgia.
Agónico
dolor que nunca plagia
por
ser un desafío que comparo
al
barco sin timón que busca el faro
atracado
en la playa de la magia.
Yo
escribo en el desliz de esa quimera
de
dulce latitud, que sueña y mece
el
piropo galán, que se enardece
poniendo
al corazón como bandera.
¡Mi
boca es un jardín que reverdece
Después
de decir esto se me dibuja en el rostro una mueca indescifrable que ni yo misma
podría describir y mucho menos explicar, es el esbozo de un gesto parecido al
que tiene la Gioconda, la Mina lisa de Leonardo Davinci.
Haciendo
mi propio análisis he llegado a la conclusión de que eso es un proyecto de
carcajada que se asfixia en los labios sin aflorar, es la propia frustración de
los residuos del alma poniendo de manifiesto que todos tenemos un rincón
desconocido, un lugar burlesco y oculto de la inteligencia que aún no hemos
descubierto y es el que nos da ese gesto involuntario, esa incógnita oculta que
en lo más profundo de cada cual nos va caricaturizando la imagen de la risa
verdadera, nos va ahogando el sonido en la garganta mientras deja esa señal para
advertirnos que el subconsciente está a punto de reírse a mandíbula batiente de
nuestra propia ignorancia
DESPERTAR
POETAS
Por
todas partes se encuentran los poetas.
Están
ahí desde todos los tiempos.
En
todas las historias del pasado.
Yo
les digo.
¡Eh
poetas! ¿Por qué no despertáis ahora?
Vosotros,
que vivís en todos los pliegues del tiempo
en
todas las orillas del pasado, en todas las horas.
¿Por
qué no despertáis ahora que la voz ronca de Dios parece que se ha dormido?
Vosotros,
los que existís desde el génesis de la vida,
los
que vivís escondidos en las páginas de un libro,
los
que estáis en las rayas de una roca, en el viejo pergamino en la senda de los
sueños…
¿Por
qué no despertáis de las sombras de la muerte?
¿Por
qué no vomitáis más luces para la vida?
Despertar
ahora que la honradez agoniza en el lago del olvido, que la prostitución se
disfraza con ropas de adolescente, que las almas se emparejan apenas sin
distinguirse.
¿Por
qué no lanzáis un grito desde el génesis al holocausto?
¿Por
qué no gritáis de nuevo entremezclando
vuestra voz con los cimientos del desajuste en que estamos?
Vosotros,
los sabios, los poderosos, los que lo visteis todo, los que lo escribisteis
todo, ¿Por qué no despertáis ahora?
A
los que escribimos en éste tiempo a penas se nos escucha, intentamos hablar y
nos dicen insensatos,
se
ríen de nosotros y nos etiquetan de por vida.
Vivimos
un punto y aparte en el sitio más imprevisible dibujando sensaciones en un
pergamino en blanco, cuando vuelan las ideas se convierte en palomas molestas,
palomas alicortadas e inútiles entre gavilanes de oro y vosotros, los que
habéis traspasado la barrera seguís entre las páginas de los libros con la
garganta rota, a veces dais señales intermitentes con gritos de dolor, con
lágrimas, con sonrisas, con canciones de amor o desamor…
¡Pero
dormidos! ¡Seguís dormidos…!
Y
nosotros los copiones de cualquier cosa, queremos imitar vuestros gestos,
con versos, con voces, con palabrería
inútil mientras nos toman por locos.
Por
eso hoy os digo…
¡No
miréis más desde las cejas del tiempo!
¡Despertad
como poetas!
¡Reencarnar
como poetas!
No
nos dejéis zanganear entre coplillas de bufón
y
cantinelas absurdas.
Hacer
que los que escribimos empeñemos el corazón en cada jugada.
Que
nazcan poetas de verdad, que no se duerman,
que
estén siempre alertas, alertas en la
cumbre o en el lodo, porque en su afán de denunciar lo abarquen todo.
Poetas
que se extiendan por el polvo de los siglos como una mancha de aceite.
Que
avancen sin parar ansiosos por decir cosas, por denunciar cosas, por defender
cosas…
¡Que
escriban, que escriban sin parar...!
Aunque
la razón les pregunte. ¿Por qué lo hacéis?
Aunque
el sentido común les grite…
¿Para
qué servís los poetas?
Pero
que ellos sigan…y sigan… y sigan…
Hasta
que desaparezcan… y vuelvan a nacer…
Y
otra vez la voz de la conciencia
vuelva
a gritar de nuevo…
¡Eh
poetas despertad!
Despertad
porque vosotros sois las lágrimas del desvalido, el milagro del amor, los
voceros de la paz…
Vosotros
sois la balanza de los justos, el equilibrio de la fe, los dueños de la esencia más pura que existe…
¡La
palabra...! ¡La denuncia…!
¡Vosotros
sois la voz del pueblo!
Pero
el pueblo sigue riendo y preguntando…
¿Qué
son los poetas?
¿A
caso sois profetas? ¿Sois dioses? ¿Sois ascetas?
Y
el poeta le responde con explosión de ternura
¡Los
poetas solo somos la raíz de la locura!
A
ESE MUNDO
A
ese mundo impasible y agonizante, ese mundo que jamás ha movido un dedo para
ayudarme.
A
ese mundo egoísta y ambicioso, que jamás me ha entendido y al que yo tampoco entiendo, van dirigidas estas
palabras a ver si logro removerle las raíces escarbando en la conciencia.
¡Quién
pudiera destapar las entrañas del mundo y ver toda la inmundicia que oculta
tras la apariencia de falsedades! ¡Quién pudiera retroceder en el tiempo hasta
descubrir la profundidad de sus cimientos, la maldad de la historia disfrazada
de justicia y de creencias! Esperaré con paciencia, no necesito ser Dios para
ver el resultado de tanto descontrol, de
tanta ambición, de tanto
desafuero.
Porque
ese mundo, ese gigantesco mundo con corazón de hombre que se golpea el pecho
mientras capitanea ejércitos lo estoy viendo ahora comerse sus vómitos
agonizando entre patrañas podridas.
Ese
mundo está perdiendo las fichas en la última jugada de los tiempos, va
avanzando sin remedio hacía un futuro incierto, lo estoy viendo reventando de cataclismos, lo veo como se le
rompen los moldes de todos los poderes porque la ambición y el descontrol ha
quebrado los esquemas naturales. ¡Ahora pretenden remediar los desajustes del
cambio climático! ¿Cómo van a remediar la armonía del globo terráqueo si lo han
convertido en un basurero de armamentos nucleares? La ambición del poder les ha
hecho olvidarse de lo frágil que es la creación.
Yo
soy muy poca cosa, tan poca cosa que solo soy un suspiro del viento que empezó
a ser humano y se quedó en un verso,
pero ahora me río a carcajadas viendo desmoronarse el imperio del ambicioso,
viendo como el esfuerzo y el avasallamiento desmesurado se deshace entre los
siglos como un castillo de arena, se está rompiendo todo como ilusiones de
aire, como juguetes dormidos en el
pulmón de la muerte. ¡Qué inútil el oro, el poder la acumulación desordenada!
¡Qué inútil la lucha de ser importante, de ser reconocido, de ser reverenciado,
de ser dueño del mundo a costa de la sangre! ¡Qué inútil resulta la locura de
ingenios destructores, de máquinas absurdas, de falsos redentores! ¡Qué inútil
todo ante el zarpazo brutal de enfermedades y achaques!
Por
eso, a ese mundo de tacones de oro que oprime al corazón de la pobreza le recuerdo la fragilidad de los estandartes,
la bajeza de los instintos, la osadía de la inconsciencia, el atrevimiento de
la ambición, el límite de la vida, el cóctel de insensatez pesándole en la
imprudencia, el saldo final en el pretil de la vejez, en el paso irreversible
de los años.
Para
ese mundo solo me queda una pregunta... ¿Ha valido la pena? Si es así… ¡Que le
aproveche! ¡Que el caudal de sus horrores le engrandezca!
Yo
me quedo con la risa de los niños, con la sangre del obrero, con la fe del
inocente, con el sueño de la paz, el peso de la justicia, el nombre de libertad
y con la luz de la canción en las ideas...
Prefiero
quedarme así, entre las olas de mi alma donde seguro voy encontrar una barca de
amor o una galerna de sensatez que me
empujará con ardor hacía otros lugares donde podré perderme en la quietud de mi
conciencia para poder dormir tranquila.
DEMASIADAS
COSAS.
Tengo demasiadas cosas.
Miro al alrededor y veo demasiadas cosas, cosas que
jamás voy a utilizar, cosas que no sirven para nada.
Tengo un montón de cachivaches inútiles, cacharros que
se han ido acumulando en mi casa sin saber para qué.
Son cosas extrañas e inservibles, recuerdos que alguna
vez formaron parte de algo y se quedaron ahí con sus formas desiguales con el
único objetivo de darle imagen a la memoria.
Hay vasos de cristal, muñecos de trapo, de madera, de
peluche, monigotes que me miran con los ojos perdidos y las manos sin huellas.
Hay cajas llenas de cosas, cosas que no sirven para
nada, cosas inservibles que se multiplican cada vez más.
Muebles, zapatos, retales, montones de papeles que
parecen tener vida propia. Cosas que se desparraman por mi casa acumulando
polvo y exigiendo mi cuidado cosas que ordenar, cosas que limpiar, cosas que
atender… Postales, banderines, cintas de colores, hilos, botones, miles de
botones, Señor, ¿Para qué guardaré yo tantos botones?
Tengo hasta una postal gigante llena de conejos
desiguales dando volteretas, monigotes que parecen trozos de mi vida riéndose
de mí al compás de una música atiplada y machacona.
En mi casa hay espejos, vitrinas, armarios con la
panza enorme tragando sin cesar cosas dispares y cachivaches heredados que
permanecen ahí sujetos por el hilo invisible del recuerdo.
Más que una casa parece que estoy en una escuela de
Arte y Oficios, hay herramientas de todas las clases. En mi casa hay pinceles,
lienzos, un caballete, acuarelas, cuadros, ¡ah! ¡Y una hormigonera que suena a
demonios cuando bate la mezcla para una casa que parece que jamás se va a
terminar! así que además de cosas también tengo ruido, ¡Dios! ¡Con lo que me
gusta a mí el silencio!
Verdaderamente es un agobio tener tantas cosas, sofás,
cortinas, alfombras, cojines, cepillos, escobas... Y horas de trabajo, muchas
horas de trabajo en un círculo redondo, tan redondo que toda mi vida es un
redondel de horas gastándose entre cachivaches, papeles y cacharros.
Mis días son cosas, cosas que limpiar, cosas que coser
cosas... y más cosas… ¡Señor! ¿Para qué tantos cacharros si yo solo quiero
vivir en paz tranquila y sin complicaciones?
Ahora más que nunca tengo presentes las palabras de
Gandhi cuando dijo, “Para qué quiero
doce tazas de café si solo voy a beber en una “
CONTRADICIÓN
Quiero hablar de mí soledad, ese sentimiento
contradictorio que el cuerpo me rechaza pero el corazón ansía, esa soledad que
a pesar de hacerme daño es a la vez necesidad imperiosa, ansia infinita, placer
exquisito del espíritu.
Cuantas veces agobiada por los quehaceres rutinarios,
he ido buscado la soledad totalmente convencida de que era la única forma de
traspasar los límites del interior, de sumergirme en el lago inescrutable de la
mente, en la gruta más escondida e intima que poseía, la soledad, ¡La
maravillosa isla de la soledad!
Sin embargo a veces también he renegado de la soledad,
he maldecido la soledad y me he marchado en busca de otros afectos totalmente ajenos
a mi sentir de alma sensible… y cuantas veces después de haberlo hecho he regresado totalmente vacía; después
reaccionaba al comprobar que había otras muchas soledades doblemente dañinas,
por ejemplo, la aplastante, desesperante y triste soledad que se abraza al alma
caminando entre multitudes, esa soledad que se siente entre el abejorreo de gente
incomprensible que te hace deambular por todas partes sin entender nada, esa
rara sensación cuando te ves rodeada de seres extraños de caras sin nombre de risas
sin sentido que hormiguean perdidas a tu alrededor mientras te arrastran automáticamente entre un
tumulto desconocido.
Otra soledad es el acercamiento intimo sumergido en un
mar de desconfianza, esa es la peor de las soledades porque te obligaba a hacer
a pensar y a sentir aquello que no deseas, incluso te hace retrocede a la
querencia equivocada de otras sensaciones para intentar rellenar los huecos y
los vacíos de una relación desajustada.
Parece una contradicción querer vivir acompañada y
desear con ansia disfrutar las soledades, pero es la insatisfacción personal
incomprendida la que va pinzando el alma mientras te dice… “quédate con tu
soledad a solas porque es la única parte de ti que se complementa con tus
necesidades” y es verdad, porque… ¿Me puede decir alguien si conoce un sitio
mejor para disfrutar los sentimientos? Seguro que no, pues no existe nada como
ese intimo y solitario encuentro de la soledad intima, ya puede ser triste o risueña, amargada o
cantarina, Pero propia, la que se puede decir es mía...
¡Solo mía! Soledad para aliviar los recuerdos, para
avivar las imágenes, para alimentar los sueños, para fustigar las fantasías...o
para llorar las penas…
¡Pero siempre en soledad avanzando por la vida
Volcán de horas
Volcán
de horas sujetando mi vida.
Túnel
de ojos vigilando mis pasos.
Millones
de ideas reventando en frases.
¡Angustia
y desconfianza!
¡Dios,
como se me despega el tiempo!
Ya
no me queda espacio.
Se
me escapa la ilusión por el silencio,
ya
no me queda nada.
Solo
me queda una línea borrosa e imprecisa
por
las cuevas del pecho.
Me
duele la voz y la palabra.
La
agonía me ahoga los intentos
que
hago por resucitar mi sangre.
¡Este
pobre corazón me late ciego!
Se
le está agotando el tiempo y la paciencia.
Cada
vez se despiertan más los insomnios
donde
habita el miedo predador e incontrolable.
En
esas noches sin fin es angustiosa
la
soledad y el vacío.
Por
eso en noches como ésta
me
dedico a hacer un corazón de rosas
con
encajes de ganchillo.
¡Soledad de soledades!
¡Ven a mí en la noche larga
para borrar esta pena
que me está llenando el alma!
SOBRECARGA
Siento
sobre mis hombros
todo
el dolor del mundo.
Siento
la sobre carga
de
los cuerpos desnudos
de
las bocas hambrientas
de
los gritos agudos
que
sueltan cada día
mil
seres moribundos.
Por
el tambor del pecho
restallan
los fusiles.
Me
asfixio con los fuegos
que
lanzan los misiles,
arsenal
destructivo
de
los hombres cerriles
que
revientan la tierra
soñando
con desfiles.
Todo
el poder del hombre
rodando
equivocado
con
explosión de bombas
y
vicio depravado.
Tengo
sobre los hombros
los niños inmolados,
víctimas
inocentes
de
tanto desalmado.
Sobre
los hombros llevo
el
peso inexorable
de
toda la inmundicia
de
gente irresponsable.
Me
siento tristemente
débil
y vulnerable
por
ser raíz de herencia
de
un ser abominable.
Mi
alma se alimenta
de
un miedo sobrehumano
sintiendo
la vergüenza
del
odio hacia el hermano.
Por
eso, digo a gritos
con
el alma en la mano
¡Quisiera
ser un animal
antes
que ser “humano”!
EL
REGRESO.
Un emigrante, cuando regresa a su pueblo en vacaciones
o lo hace para siempre buscando la raíz de sus orígenes después de años en la
distancia, siente el corazón retozando de gozo como un cervatillo ante las
imágenes que percibe.
Respira con ansiedad, desea verlo todo, escucharlo
todo palpar cada centímetro que se mantiene vivo en su recuerdo, desea ser
parte del paisaje, acariciar el aire, respirar la tranquilidad del entorno sin
el ruido ensordecedor de las ciudades.
Tantos años de ausencia le hacen verlo todo distinto,
incluso las imágenes que se han mantenido presentes en el silencio de la
añoranza son ahora diferentes.
Ahora
todo se hace patente, todo está al alcance de la mano, las calles, la juegos
infantiles, las plazas, las campanadas del reloj en la iglesia, la casa de sus
mayores...todo....todo a su alrededor es un latido de cosas familiares que le
dan la bienvenida y le recuerdan que lo que le rodea forma parte de sí mismo.
¡Por
fin me encuentro en casa! dice con el pecho reventando de gozo.
El
corazón le da aletazos como una golondrina que desea recorrer de golpe y en un
solo vuelo todas las sensaciones acumuladas en los años de ausencia, de pronto
siente recuperadas todas las imágenes que se habían perdido en la distancia.
Se
da cuenta, de que no importar el tiempo, es
igual que sea verano o invierno, de todas formas... ¡Su pueblo huele a
primavera! Pero...el
subconsciente le da un toque de alerta con una pregunta...
_ “¿Te recordarán en el pueblo con la misma intensidad
que tú estás sintiendo? Piensa que regresas después de muchos años, que
pretendes que las cosas permanezcan igual que estaban, que la gente te recuerde
y eso, después de tanto tiempo, es una fantasía que raya en la memez... ¡El
progreso no sabe de sensiblerías! Piensa que el paso de los años lo ha
trasformado todo, el tiempo ha cambiado las viejas calles, la plaza, la
escuela... todo es ahora núcleo urbano, todo son rotondas y aglomeraciones de
tráfico, las gentes de tu pueblo son extraños, gente con prisa que no se
detienen ni te van a demostrar afecto”.
El emigrante se queda pensativo, su alma está
estacionada en el pasado no puede asimilar el choque brutal de la realidad,
está en su pueblo pero la amenaza del olvido quiere romperle de un tirón todos
sus sueños.
Es entonces cuando nota de verdad, la dura realidad
del regreso, empieza a buscar rostros amigos y ve solo caras desconocidas,
donde creía ver rasgos de los hijos de quien un día fueran sus compañeros de
juegos nada le es familiar entonces es cuando piensa ¡Dios mío, todo me es tan
extraño!
En realidad, todo es extraño, todo... menos la visita
al cementerio… ¡Allí es donde verdaderamente encuentra fotos enmarcadas, caras
y nombres conocidos de aquellos que con tanta ilusión creyó ver en las calles
de un pueblo que solo estaba en su recuerdo.
EL
CANTO DEL CISNE
Es
la paz de este instante como un laúd sonoro
acariciando
el aire con su canción de oro.
Perfume
de laureles recuerda a quien se ha ido
y
la canción del agua a los que están conmigo.
¡Rincón
de mis azules! Como un tenue suspiro
se
escapa de mis labios, ¡Bendigo este retiro!
Y
es que la pasión del alma cuando la invade el dolor
solo
se calma en el agua o al recuerdo del amor.
Cuando
llegue la hora del crepúsculo
y
en el tamiz del tiempo que criba la cosecha
se
escuchará este canto.
Cuando
se prense el sentir en su esencia
y
en la raíz del alma se consuma la fuerza
se
escuchará este canto.
Mi voz, flor de mi vida que amaneció temprano.
Partícula
creadora danzando entre dos mundos
es
lámpara votiva para alumbrar misterios.
Ella
deshoja ansias cual rosa de los vientos
hasta
dejar henchido de amor todo el silencio.
Cuando
llegue la hora del crepúsculo
y
el ansia más oculta se eleve de los centros
se
escuchará este canto.
Se
escuchará este canto, como el cantar del cisne
que
sueña y agoniza para hacer del agua llanto y del amor ceniza.
REFLEXIONES
Muchas
veces en las que como hoy, me pongo a desempolvar nostalgias analizando
situaciones y ordenando emociones en el desván del pasado me suelo machacar con
una pregunta, ¿De qué me ha servido tanta lucha por ser algo en la vida? ¿De
qué superarme diariamente? ¿De qué tanto
robarle horas al sueño? ¡Creo que para nada! No me ha servido de nada, por eso
hoy me vienen a la memoria los años de la juventud cuando tenía el corazón
rebosando ideales la cabeza llena de ilusiones y unas ganas tremendas de
arreglar el mundo.
Por
aquél entonces yo me creía que había nacido para hacer algo grande, estaba tan convencida
que empecé a prepararme para “enderezar entuertos” por qué estaba segurísima de
tener una vara mágica que lo arreglaría todo, yo podía borrar errores,
injusticias, equivocaciones, falsedades, ¡todo!
Quería
arreglarlo todo... y empecé a escribir, me creía a pies juntitos que todo se
arreglaba a verso limpio.
Por
aquél tiempo aun no conocía el aliento pestilente del egoísmo, del deshonor, de
la falsedad que se agazapa en el corazón de la gente.
Yo
estaba llena de sueños, limpia y llanamente llena de sueños, había nacido con
el aguijón del verso clavado en alma y eso según Celaya era “un arma cargada de
futuro” ¡Qué ilusa! Me aprendí a rajatabla la gramática de Sancho Panza, me
subí al jumento de la ignorancia y me fui páginas adentro, a vivir mi propia
guerra por desafueros tropezones y
batallas de poeta.
Todos
los atropellos, toda la barbarie, toda la injusticia ancestral que latía sorda
en mis venas de labriega se ponían de pie en cada verso para gritar, ¡Justicia!
¡Justicia! ¡Escribe y pide justicia!
Ahora,
traspasados los sesenta, con el corazón cansado, el sentimiento acolchado de
desengaños y el pensamiento desperdigado en frustraciones me he puesto a
recordar aquellos tiempos de ardor, de aquellos arrebatos literarios cuando
subida en un escenario declamaba inconformismo. Arrebatos como cuando vino
Rigoberta Menchu, con su premio Nobel recién estrenado y en unión de otros cuantos ilusos
como yo, capitaneados por Guillermo Pizarro i Borras, que por entonces era
presidente de la “ASOCIACIÓN DE POETAS Y
ESCRITORES DE CATALUÑA” dimos un recital a favor de Nicaragua. Aquel día toqué
el cielo con las manos, pensé que con el recital acabaría con el hambre de todos los
marginados del mundo, que la paz estaba al alcance de todos. Me sentí como el
visionario de Jerusalén con el milagro de los panes y los peces. Recuerdo como
el día anterior me pasé media noche retocando poemas para agudizar la palabra,
quería que fueran estiletes directos hacia el corazón de los poderosos, que
fueran como el agua de lluvia que todo lo purifica, ¡Por entonces aún creía en
el poder de la palabra! Hoy sin embargo pienso, que del centenar de personas
que estaban escuchando, solo Rigoberta
mis compañeros y yo entendimos el mensaje.
Situaciones
así han existido muchas, he tenido recitales, conferencias, encuentros poéticos
con cientos de personas que a veces daba la sensación de que escuchaban, pero
en realidad lo que deseaban era que acabara pronto él acto para tragarse los
aperitivos sin hacer ninguna reflexión sobre lo que acababan de escuchar.
Nunca
he estado de acuerdo con la costumbre de atraer a la gente por medio del
engolosinamiento de un aperitivo, me ha parecido un chantaje hacía la cultura,
pero hay que reconocer que si no se pone nada de comer no va nadie, así de cruda
es la “Afición cultural” para un gran sector de la población española.
Cómo
decía antes, he tenido muchísimas ocasiones y muchísimos quebraderos de cabeza
dedicando horas interminables a tocar el tambor de las conciencias, a dibujar
versos doloridos, que después se han quedado perdidos en el tiempo como migajas
de amor, ¿Quién prestará atención a señales de socorro de corazones perdidos?
¡Nadie! ¿Para qué dibujar gritos de repulsa o dibujar paz en los versos? ¡Para
que se pongan amarillos! ¿Para qué seguir tañendo el arpa de los sentidos si
nadie quiere escucharla?
Por
eso hoy en estos momentos de reflexión, al traspasar los sesenta años y
teniendo los fuegos artificiales, los sueños literarios y la afición quijotesca
metidos en el cajón del pasado digo como decía Vital Haza
“Después
de hacer tanto soneto a la muerte
y de pasar tan mal rato
tendrían
que palizarme
por
necio y por mentecato”
Yo
más o menos pienso igual, voy a intentar de pasar el tiempo que me queda en
repasar lo hecho, en ordenar lo pensado, en no meterme con nadie ¡”A vivir tan
ricamente!”Por lo menos lo voy a intentar a ver si lo consigo ahora que ya
pienso que he aprendido a controlar los Estremecimientos ante los desajustes de
la vida.
Ya
estoy más endurecida he visto tanto desastre meteorológico, tanta corrupción
“malaya”, tanta violación infantil, tanta
violencia de género, prostitución, robos, engaños, guerras, masacres, trafico
de drogas, que podría escribir kilómetros de versos con todas las maldades que
puede hacer el ser humano, pero ha llegado la hora de cesar de dar golpes de
tábano sobre el espejo del mundo, de dejar las conciencias de los poderosos
bañándose en oro, a los guías del espíritu subiendo Santos al cielo, a los
pobres con los pobres reciclando sin cesar para evitar el cambio climático…que
el aburrimiento me dice, “dedícate a vivir tranquila aunque te llamen cobarde” ¿Cobarde
por haber envejecido montada en el “Rucio” buscando versos absurdos? Ahora me
da la risa tonta porque se demasiadas cosas, he visto demasiadas cosas y como
decía León Felipe, “ya me han contado todos los cuentos, sé todos los cuentos”
da la casualidad que como él ¡Tampoco creo en los cuentos! Lo único que sé es
que... ¡No quiero un ático en el cielo, ni un saco de oro para meter mañana mis
huesos podridos!
Siempre que duele una pena
el
hombre pide consuelo.
Siempre
con el alma al cielo
fantasea
en luna llena.
Siempre
oscuro en el recelo
se
engaña o se desconsuela
mientras
que pone en la arena
su
corazón como el hielo.
Siempre
macho en puro celo
ni
avanza ni se serena,
¡Por
tener la bolsa llena
deja
al honor por el suelo!
AL
FINAL DE LA VIDA
Al
final de la vida hay muy pocas cosas que cansen o despierten ilusión, es decir
no queda casi nada que tenga aquellas alas de impaciencia que le levantaban a
uno los pies del suelo y daban la sensación de que se podía levantar el vuelo
al ritmo del canto de los pájaros, cantos que aunque fuesen graznidos de cuervo
a uno se le antojaban ruiseñores.
Ahora
solo quedan los recuerdos, recuerdos de ilusiones rotas, recuerdos de la casa
vacía, casa que ahora es demasiado grande y oscura que tiene huellas de cosas
que se han ido gravando en todas las paredes, en todos los rincones, son cosas
del pasado que jamás se borraran, ni pintando, ni fregando con sal fuman se
podrían ir las marcas que se quedaron grabadas en la memoria con la misma
nitidez que se vivieron; las huellas del pasado son fijaciones en la retina, son
imágenes de cosas que flotan obsesivas machaconamente frías.
Yo
ahora voy pasando días con los huesos doloridos y la cabeza llena de recuerdos,
todo a mí alrededor tiene un triste quejido de soledad, mis ansias aun parece
vivir en una caja de cristal que permanece inalterable en el silencio.
A
veces en mitad de la tristeza de la casa vacía el alma se agita en un latigazo
rebelde deseando volar detrás de algún sueño inalcanzable, deseando romper el
blindaje que le recubre marchándose detrás de una alguna ilusión, pocas veces
lo hace, pero si es así, siempre regresa desolada, siempre derritiéndose en
lágrimas por la tinta de los versos, la soledad siempre está alerta para
pinchar en el alma con los recuerdos que se esconden entre los muros de la
casa, la tristeza es un ramo de lirios en sombra, una retahíla de frases
escarchadas que siempre agrandan las fobias y reflejan los miedos en noches sin luz, noches sin alma, noches
eternas que pesan en el tiempo como una enorme lapida que aplasta todos los
proyectos.
Mirando
a mí alrededor veo todo lo que tengo, lo que he acumulado sin cesar en los años
intensos en los
que
yo creía que el mundo era un campo de trofeos, de tesoros sin igual. Ahora al
final de la vida, cuando me pongo a valorar todo veo con tristeza que nada vale
la pena, que solo tengo un nombre, un pequeño nombre de apenas nueve
letras y un poco de esperanza, comprendo
que solo soy latido, un simple latido, un corazón con prisa que a cada instante
se dispara sin yo saber porque, a veces va tan ligero hacía un tiempo que se
acaba que creo que se le ha quedado el mundo pequeño para seguir latiendo, yo
me atiborro de sedantes a ver si lo sujeto un poco pero él no escucha, sigue
insensato latiendo como una maquina destartalada y rebelde, ¿Dónde vas? le
digo, Pregunta inútil, ni contesta, ni se para, quizá que busque un remanso
para quedar varado como un barco roto que ya le pesa el cascote cansado de
cruzar mundos sin ley, océanos agresivos, montes salvajes, cuerpos sin alma,
desbarajustes sin fin.
¡Cómo
pesan las horas del silencio en estas noches eternas de tinta y de palabras!
¡Cómo duele el alma en estas horas sin fin por las que voy vagando sin destino
como una sombra de ánimas entre las hojas escritas del recuerdo y de las
lágrimas! ¿De qué sirvieron los sueños si hoy no sé dónde ponerlos? ¿De qué me
sirve el poema? ¿Darle forma a la palabra, si nadie entiende mi voz ni se
detiene a escucharla?
¿De
qué sirvieron los sueños si ahora ya no sé dónde ponerlos?
LA
PLENITUD DE UN VERSO
El
que no haya sentido en sus labios la plenitud de un verso al recitar un poema,
la sensación de introducirse en un poema, quien no haya logrado palpar,
masticar cada fragmento de un trabajo hasta hacer que tenga latido y forma, no
podrá decir que
entiende
al poeta.
Quien
escribe, o mejor dicho, el que practica el oficio de escribir como medio de
vida o lo hace por entretenimiento,
escribirá más o menos bien, pero si no le pone un átomo de poesía a lo que hace
jamás podrá entender a quién escribe con la soledad latiéndole en el alma y la
palabra arrodillada ante la esencia misma del sentir más profundo.
EL “MILAGRO” DEL POETA
Versos, versos y más versos, torrentera
inexplicable que todos llevamos sujeta
en algún rincón del pensamiento.
Sensaciones ocultas que se mezclan entre sí
apretujadas y quietas hasta que un día bajan a los labios para dar imagen a los
versos, entonces el sentimiento toma vida, se personalice, coge rostro, tiene
identidad propia porque los versos escritos
son la cara del pensamiento, el DNI del subconsciente.
Cuando la palabra brota, cincelando los versos, es
cuando el poeta contempla la cara de sus sentires, las siluetas de lo que un
día fueran emociones desprendidas del alma, ve fragmentos de amor, de ternura
que son serpentinas de ilusiones, desencanto, de temores, todo, lo ve todo…
todo va tomando forma, porque esa es la
única manera de reflejar las cosas en brazos de la añoranza, la salida para no ahogarse los recuerdos
en el archivo de la memoria, ¡Gracias a Dios! piensa, ¡Este es el milagro del
poeta para que las ideas no desaparezcan en el desván del olvido! Sin embargo, no
siempre es así, al transcurrir de los años, muchos escritos desaparecen en el
remolino de los tiempos igual que esos rostros anónimos que se entrecruzan cada
día por nuestros ojos sin dejar más huella que una sensación de vacío.
AULLIDOS
Mi
pluma puede ser la punta de una espada para atravesar de parte a parte el
corazón del egoísta.
De
un plumazo puedo aplastar o destapar toda la basura que atrofia al corazón
borracho de mentiras.
Yo
puedo escribir un río de denuncias para que mañana se ahoguen todos los
enredadores.
Mis
versos pueden ser un muro de contención para proteger a todos los inocentes del
mundo.
Mi
palabra puede lavar las babas enmohecidas de reptiles venenosos, ser talismán
alejando a sanguinarios que se ceban en el inocente para brillar más alto.
Yo
puedo con mi voz encender un rayo de luz alumbrando amor por todas las orillas.
Mi
voz es poderosa porque tengo el amor en la palabra, porque tengo el alma
curtida y las manos limpias, porque soy dueña de los sueños, de las ilusiones y
tengo el pecho endurecido por las murmuraciones, porque el egoísmo y yo vivimos
distintos espacios, distintas latitudes, distintos ideales.
Soy
diosa de las nubes y puedo volar muy alto porque se dibujar los sueños, se
escribir el Arco Iris en la niebla, dibujar el sol en las almas encontrar la
luz de alegría.
Puedo
hacerle a la infancia una isla de fantasía para que la saliva mohosa de seres retorcidos
no ensucie su corazón.
Por
eso no dejaré de escribir versos, versos no, aullidos en el tambor de la tierra
hasta que me oigan todos.
No
podré vivir tranquila hasta dejar a la inocencia en el pabellón más alto de
todo lo creado.
¡Haré
resonar mi voz y mi palabra aunque reviente dando gritos por los recodos del
verso!
¡No
dejaré de aullar como un lobo enfurecido hasta que reine la paz en el corazón
del mundo!
¡Escribiré
mis versos hasta que brille la luz en la cumbre más alta de los derechos del
hombre!
¡Gritos...
gritos... gritos…! Si todos uniésemos nuestras voces quizá lográramos un mundo más justo.
Granada Sandoval.
Granada Sandoval.
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