lunes, 26 de marzo de 2012

PAULA Y MARTINA


Paula y MartinA. las PRINCESAS PREFERIDAS DE LAS hadas del LAGO AZUL
Quiero contar una historia que sucedió en el silencio de una noche de plenilunio, era Noche Vieja, noche de fin de año, las agujas del reloj marcaban las doce en punto, el momento justo de decir adiós al viejo año dando paso a otro nuevo con la mayor alegría, el cielo parecía un mantón azul celeste bordado de estrellas, los arboles dormitaban semidesnudos apagando el murmullo del silencio entre las pocas hojas que le quedaban, no se movía ni la más mínima brisa de aire.
Estaba todo callado bajo el hechizo de la luna, hasta las aguas del Lago Azul estaban inamovibles, se veían limpias, transparentes como el azogue de un espejo, todo el lago era un gigantesco espejo donde se reflejaba la cara redonda de la luna llena, una luna que parecía una vieja matrona que ocultaba su cuerpo lustroso y rechoncho entre sedas de azul algodonado mientras guiñaba los ojos fingiendo risueñas timideces, todo era paisaje sosegado, pureza inmaculada donde no había nada que perturbara la paz de aquel momento, un momento que estaba diseñado por las hadas para obsequiar a los niños que jugaban y cantaban villancicos como solo pueden hacerlo los ángeles que disfrutan de la infancia. Como noche especial, en todos los lugares del mundo niños y mayores compartían alegría llenos de gozo, había que pasar el traspaso de un año a otro festejando el milagro de vivir un año más disfrutando con la familia, era noche de cantar de comer bien recordando historias del pasado y de contarle cuentos a los niños.
Por eso. Porque aquella era una noche mágica, porque yo también estuve en el Lago Azul y porque me encanta contar historias voy a escribir una en ésta noche parecida dedicada a mis dos princesas que han venido a la vida siendo las preferidas de LAS HADAS DEL LAGO AZUL, ellas son mis dos nietas Paula y Martina, descendientes de dos dinastía de reyes y reinas que fueron formándose  en el mundo fabuloso de la imaginación, país donde son posibles todos los sueños.
Estas dos princesas, según las hadas, ya eran hermanas mucho antes de nacer, ellas como todos los nacidos del amor eran ángeles poderosos que se prepararon durante nueve meses para nacer en el LAGO AZUL DE LAS HADAS, un día, siendo aún dos angelitos, debido a su buen comportamiento fueron requeridas por la unión de dos personas buenas para nacer a la vida y llegaron a ella con el don de la gracia, la sonrisa del cariño el galardón de la inocencia y la señal de la sabiduría, aparte de eso se trajeron con ellas la bendición de los dioses.
Además como en el Lago habían sido dulces e inteligentes que siempre se habían portado estupendamente se ganaron el favor de las hadas y cuando fueron requeridos para trasladarse al mundo el hada les dio como regalo dos estrellas para los ojos, el colmo de todas las gracias para su cuerpo y un ruiseñor en la garganta para que cuando empezaran a hablar pudieran hacer felices a amigos familiares y progenitores.
Es preciso aclarar aquí que mucho antes de que ellas nacieran la reina de las hadas, que era la que dirigía el árbol genealógico de todas las generaciones, ya había prevenido todas las cosas para que estas dos preciosidades tuvieran privilegios muy  especiales, cosas que no podían tener todos los nacidos del mundo, ya que no todos nacen bajo el poder de la suerte.
Paula y Martina si, ellas vinieron al mundo porque fueron requeridas cuando la sinceridad de la luz, la fuerza del amor, la paciencia de la eternidad y la constancia de la familia unieron todas sus fuerzas en el infinito para darles forma y vida a dos ángeles, por eso ellas llegaron al mundo con el respaldo de las hadas y la bendición divina.
Primero nació Paula, había sido requerida por Flor de Amor y Santiago, una pareja de enamorados que en una noche de plenilunio maravillosa y mágica parecida a esta noche de fin de año, se pusieron en contacto con la reina del Lago Azul para solicitarle un hijo. Cuando  se lo pidieron la reina les prometió enviarle a Paula por ser lo mejor que tenía, “Es una princesa y como a tal tenéis que cuidarla” les dijo, “os la mandaré  llena de hermosura pero os advierto que aquí todo se rige bajo unas leyes muy estrictas y para que Paula pueda ir al mundo alguien muy querido por vosotros debe regresar al lago, esto es una  norma de intercambio que rige desde el principio de todos los tiempos,
se hace así para que no se desnivelen los ejércitos de las almas entre la tierra y el cielo, por eso el abuelo José debe regresar al Lago ya que él es el está predestinado para dar impulso y fuerza a los latidos del corazón de Paula.
Se marcho el abuelo José  y al poco tiempo nació la niña bajo el signo de unigénita, fue recibida con toda la ilusión imaginable por padres abuelos y bisabuelos, todos tanto amigos como familiares, desde el punto y hora que nació parecían respirar por su boca.
La niña estaba siempre rodeada de familiares  como si fueran una escolta de magos, todos estaban ansiosos por enseñarle los resortes de la vida, la  adoraban de tal manera que eran capaz de trabajar comprar o inventar  lo que aún no estaban inventados para que la niña fuera la más feliz del mundo.
Paula tenía familia en otros lugares, padrinos y abuelos que no podían verla diariamente pero que la amaban también intensamente, ella se lo agradecía a todos con sus sonrisas de ángel y sus grandes ojos de azabache.
Pero sus padres Santiago y Flor de Amor, querían tanto a Paula que no deseaban que la niña conociera la soledad del unigénito, por eso un día siendo fin de año y noche mágica también de plenilunio, decidieron visitar de nuevo al hada del LAGO para pedirle de nuevo el regalo de un nuevo hijo, “Queremos romper la cadena de hijos únicos “ le dijeron, “No queremos que Paula esté sola” y el hada les contestó “Paula nunca podrá estar sola porque tiene aquí una hermana, así que podéis prepararos porque yo os la entregaré con las mismas condiciones que una vez os di a Paula,” Flor de Amor y Santiago sintieron un escalofrío, sabían que alguien de la familia tenía que ir para abrir el camino de la luz por donde debía venir la nueva niña, la reina volvió a repetir lo que les dijo la primera vez “Está escrito todo en el libro de la vida, si queréis vivir con felicidad siempre tenéis que cumplir las leyes tal como están establecidas, alguien de vuestra familia a de regresar para ayudarla y yo os la entregaré con la promesa de que la améis tanto como a Paula ” “Así lo haremos, será nuestra segunda preferida y la preferida de su hermana” dijeron los dos a un tiempo y aquel mismo día se fue al lago el tío Antonio para cuidarse de todo, pasaron nueve meses y el hada les mandó a Martina el día 20 de un mes de septiembre cuando maduraban las uvas, llegó al mundo con la piel rosada como los melocotones y unos ojos negros inmensos con pestañas de abanico.
Al verla por primera vez cada uno de los abuelos les sacaba un parecido diferente, “es como mi hijo ” decía Iaia Mimi, Mimi era el nombre con que la pequeña Paula llamaba a la madre de Santiago, “es como mi hija” decía Magna, la madre de Flor de Amor, pero Martina decidió mirarse en los ojos de su abuelo Emilio y se puso los rasgos de su cara para llevar la contraria a todos, el abuelo Emilio se volvió niño y cada día iba a verse en los ojos de su nieta convirtiéndola en su espejo.
La abuela Magna que también había nacido con el signo de unigénita, sabía mucho del país de las hadas ya que ella había estado allí en tiempos muy remotos y cuando le llegó su hora de nacer la reina le regaló el don de la fantasía y al poder de la memoria, cosas que utilizaba a cada momento para que nunca se le olvidara nada. “Trabájalos mucho porque con estos dones que hoy te entrego si no dejas que se te borren podrás ser feliz y hacer feliz a mucha gente, con ellos atravesar cada noche el portal de los sueños donde yo te esperaré para explicarte la forma de escribir historias y con las cosas que cuentes te multiplicarás tantas veces como quieras a lo largo de tu existencia” Magna recordó siempre los consejos del hada por eso se dedicó desde el principio de su vida a escribir, escribió muchísimo, escribió todos los días de su vida, rellenó miles y miles de páginas, escribió libros con mayor o menor acierto pero nada de lo que hacía lograba llenarle un vacío que tenía en el corazón, por eso cuando su hija le dijo que iba a ser abuela Magna fue a arrodillarse ante la reina de las hadas para darle eternas gracias por la gloria que le regalaba y esta contestó diciendo, “No me tienes que agradecer nada, has sido legal con las leyes de la vida desde que te marchaste, tú te mereces cuanto la vida te pueda regalar, por eso desde hoy te voy a nombrar la portavoz de una historia donde serás uno de sus cuatro puntales, una historia reforzada en la base principal formada en la dinastía de dos reinos, piensa, imagina y escribe, busca los personajes y haber si cuando regreses al Lago Azul consigues que a mí me guste el relato”
Al día siguiente empezó Magna a escribir, desde aquel momento empezó a seleccionar en la raíces para darle forma a aquel País en el mundo de los sueños, quería ser la dueña de un fabuloso mundo, tener riquezas y un palacio de cristal para ponerlo a los pies de toda su descendencia.
Desde aquel mismo instante empezó a escribir la historia de un reino maravilloso, un reino donde el hada del LagoAzul le reveló un nuevo secreto tan importante o más que los otros, con aquel secreto se le colmaron a Magna las tres cuartas partes de sus ilusiones ya que el hada le dijo “Lo que escribas desde hoy te servirá para vivir eternamente, desde hoy todo cuanto escribas se irá fabricando en las profundidades del Lago, allí se hará una réplica exacta de todos tus deseos, será tu reino particular donde quedará para siempre tu pasado tu presente y tu futuro, porque con Paula y Martina se reciclara tu sangre en cada capítulo que escribas, desde hoy nacerás una y mil veces mientras puedas contar con el nacimiento directo de una mujer en tus venas, en ese reino que irás formando te esperaran tus ancestros y los ancestros de todos los que se mezclen con tu sangre,” así fue, desde aquel día la sangre de Magna empezó a multiplicarse correlativamente tal como había sido desde siempre, fue transformándose en una nueva hembra y aquella hembra parió otra hembra… y otra…Magna no dejaba de bendecir con sus historias para que aquella sangre que circulaba llena de vida continuara saltando de mujer en mujer fusionada con la de un río varonil para que no faltara la vida en el palacio país de sus sueños ni en los jardines del amor.
Así, hilvanado historia de ángeles y hadas, pintando ríos de sangre que crecen y se multiplican, haciendo palacios y escribiendo realidades que coincidan, fue trabajando Magna, fue recordando cosas ensamblando nombres e inventando fantasías  y todo para que se recuerde siempre que la vida llegó saltando de generación en generación, para que no se olviden jamás que en noches de plenilunio la magia inunda siempre los corazones y el amor se acerca al Lago Azul para pedir los deseos, tal como pasó con Martina y Paula dos ángeles preciosos, pudieron nacer para ser princesas en el reino de los Cobo Ponce y Sáez Martínez por el milagro de una historia que les va a escribir su Iaia Magna. 
Por eso esta noche que también es fin de año y plenilunio Magna escribirá otro capítulo del misterio del LAGO AZUL Un capítulo que da comienzo cuando Paula tiene exactamente tres años diez meses y diez días y Martina un año tres meses y once días, las agujas del reloj marcan las doce en punto, es noche vieja y es el momento exacto de dar entrada a un año nuevo. Fuera la noche está despejada, está sin una sola telaraña que empañe el cielo, el viento solo sabe dar besos de niño y es propicia para abrir las puertas de la fantasía, Magna tiene permiso para entrar en el país de los sueños porque el hechizo que oculta el agua DEL LAGO AZUL se romperá con los tenues reflejos lunares, la luz de la luna entrará como un reflector iluminando las profundidades ocultas, entonces todo podrá ser visualizado. Magna quiere que sus niñas vean las maravillas que un día habitaron ellas  cuando eran suaves y ligeras como las mariposas. 
Esta noche las niñas van a vivir un momento mágico, van a entrar en el país de las hadas de la mano de su Magna, serán instantes fabulosos que solo se dan cuando en los archivos de la memoria del mundo se tienen que resaltar hechos excepcionales y esta noche lo es, porque es fin de año y las niñas van a ser por primera vez protagonistas de una historia que enlazará el pasado con el presente, será un relato fantástico que en años venideros podrán repasar recordando el origen de sus vidas en el fabuloso reino de los Cobo y los Sáez.
Magna esta noche va hacerles ese regalo con el permiso de la reina de las fantasías, quiere enseñarles el país de donde proceden, que puedan ver con sus ojos la maravilla que disfrutaron en el lago de la vida cuando eran ángeles alados que se transformaron en dos niñas preciosas protegidas por el amor y por los sueños.
Cogiendo las manos de Paula y Martina les dijo que cerraran los ojos, que recordaran todo cuanto el pensamiento les dejó en la frente en los nueve meses que habían estado formándose en el lago, les pidió que mentalmente pintaran todo de colores y que fueran los colores que solo la inocencia de los niños pueden darle a las cosas, que escucharan en silencio su voz ya que ella describiría todo lo que sus pensamientos fueran recordando.
Describir la hermosura que Paula y Martina fueron capaz de pensar en los escasos minutos que la magia les otorgó es imposible de describir. Paula, que ya nació con los colores del Arco Iris entre los dedos fue imaginando cosas, pintaba mentalmente matizando de armonía cada rincón del paisaje, difícil explicar la belleza que puso la niña en el fondo de las aguas, le dio a todo un maravilloso realce que más bien parecía que era la misma reina de las hadas le hubiera traspasado sus poderes para que ella dibujara escenas de lo que había existido, las cosas que deseaba que existiera y aquello que aun estaba ni siquiera por venir, con qué maestría lo pintó Paula todo, con qué gracia fue acercándolo al corazón y a los ojos.
Martina, miraban atentamente lo que hacía su hermana, con los ojos muy abiertos abanicaba las pestañas viendo con los oídos del alma la gama de colores que pintaba Paula.
Bajo el embrujo de un hechizo el lago se fue convirtiendo en una inmensa acuarela iluminada por la luna, era un cuadro inmenso que dejaba ver el encanto de un país sumergido bajo el agua.
Paula pintaba sin cesar cosas imaginarias, pinto plazuelas calles avenidas grandes zonas ajardinadas y animales de todas las clases, había bichos alados terrestres y marinos, pero sobre todo pintó gatos perros y caballos, al parecer eran los animales preferidos por la niña, los pintó de todas las maneras, andando jugando saltando y correteando retozando entre los árboles que rodeaban un suntuoso palacio.
Paula pintaba y pintaba sin cesar, pintó iglesias, catedrales… y gente, mucha gente, una infinidad de personas que parecían transitar a pie o en  carruajes pero que en realidad lo que hacían era bambolearse en el vaivén de las aguas.
Magna les dijo a las niñas,” Mirar atentamente lo que habéis pintado, parece todo real pero es un sueño, lo que estáis viendo es un efecto óptico, un engaño visual, porque en realidad todo está petrificado, inamovible sepa Dios desde cuándo, porque todo pertenece  una vieja leyenda que yo quiero dejar para vosotros porque tiene algunas connotaciones con vuestra vida y yo con el poder que me otorga la reina de este lago voy a escribirla  porque es el puro reflejo de lo que deseo para vosotros, espero que este cuento esté entre los preferidos para distraeros la infancia”
Las niñas miraron extasiadas y atentas, su abuela empezó así.
“Mirar hijas mías, cuenta la leyenda, que esto que Paula ha pintado en el fondo del Lago Azul es la copia exacta de lo que éramos todos en tiempos muy remotos, porque todos hemos venido de allí, todos somos  dueños de ese reino ejemplar dirigido por nuestros antepasados, por eso hoy voy a centrar mi memoria en una preciosa mujer que se llamaba exactamente igual que vuestra madre, Flor de Amor.
Flor de Amor dicen que era hija primogénita de unos soberanos muy queridos por sus súbditos ya que habían logrado un país envidiable y prospero, era un rico reinado dirigido con firmeza bajo unas leyes que se basaban en la comprensión y el respeto, cuenta la  leyenda que habían dirigido el país con mano firme sabiduría extrema  y mucha justicia.
También dicen que al morir el padre de la reina Flor de amor, la reina viuda se vio incapaz de dirigir aquel país y abdico los poderes en su hija, esta se enamoró de un apuesto príncipe hijo unigénito de los reyes de un país vecino, estos soberanos eran también muy poderosos y nobles que no tenían más misión en la vida que proporcionarle bien estar a su único vástago, el príncipe Santiago, este príncipe era muy apuesto, envidiado y deseado por todas las jóvenes casaderas de aquel país pero él solo estaba pendiente de su formación personal, tenía que prepararse para ser el futuro rey, por eso se entrenaba diariamente con verdadero tesón. Dicen que era capaz de correr a caballo toda la extensión del reino sin sentir agotamiento, que era rápido como el viento sagaz como las águilas astuto como las ardillas y trabajador incansable, su inteligencia se duplicaba bajo la tutela de los abuelos, unos  soberanos admirables que habían heredado sabiduría de padres a hijos desde tiempos inmemoriales, el abuelo materno del príncipe Santiago era un rey bondadoso y noble que se encargo de adiestrar al joven preparándole para luchar en la vida con honradez, la honradez era como un talismán de herencia perpetua.
El abuelo además de darle la fortaleza del apellido que lo marcaría con el respeto y la prudencia de los Ponce también le regaló su imagen, el rostro del abuelo se duplicó en el joven Santiago que pasó desde entonces a ser su más apreciado capricho, su ojo derecho. Pero un día el abuelo José tuvo que regresar al país de las hadas y el reino de los Ponce quedó en manos de su única hija una hermosa mujer que se caso con el rey Emilio , formando así el reino de los Cobo Ponce, reinado que fue traspasado al joven Santiago por deseo explicito de sus padres, Emilio y su esposa Milagros cuando este se caso con la reina Flor de Amor, fusionaron todos los poderes y de esta manera se fortalecieron los dos reinos, “Así seremos más fuertes, seremos mucho más poderosos y respetados” Dijo el rey Emilio, “Nada podrá vencernos, con los dos reinos unidos duplicaremos riquezas talento y sabiduría así seremos más fuertes, tú hijo mío permanecerás al frente de todo pero no te preocupes porque yo estaré siempre protegiendo tus espaldas, sé que es una carga pesada pero eres fuerte y sabrás como llevarlo, yo he estado bastante tiempo llevando todo ahora te toca a ti, ha llegado la hora de mi relevo así yo podre dedicarme un poco más a tu madre y a trotar por los montes persiguiendo corzos que es una de las pasiones de mi vida”, sin embargo a pesar de decir eso jamás dejó de estar al lado del hijo trabajando hombro con hombro y solo alguna que otra vez se dedicaba a su deporte favorito, la caza.
El traspaso de poderes se hizo de común acuerdo, se celebraron grandes festejos, el reino de los Cobo Ponce y los Sáez Martínez se fortaleció inmensamente haciéndose famoso y envidiable bajo el mando de los jóvenes príncipes Flor de Amor y Santiago que tomaron


muy responsablemente la dirección de aquel hermoso país  siendo inmensamente felices y poderosos, sin embargo no se endurecieron sus corazones ante el poder y la riqueza, se comportaban con tanta sencillez que eran siempre mencionados como ejemplo.
Hasta tal punto se hicieron querer que los súbditos llegaron a conocerlos por el sobre nombre de “Los reyes amigos” eran tan sencillos recatados y cercanos al pueblo que incluso estos les nombraban por el diminutivo de sus nombres, Santi y Flor.
El rey amaba a la reina y repartía respeto entre los suyos con la misma generosidad que lo había recibido de sus mayores porque estaba adiestrado con amor y disciplina, y esa era su ley.
La reina era una mujer inteligente y cariñosa que entre infinidad de cualidades tenía la de ser caritativa, no se recordaba ni una sola vez que alguien se hubiese marchado de palacio sin la solución demandada o la dadiva requerida.
Hasta tal extremo llegó la generosidad de la soberana que estableció en el reino la costumbre de repartir el último día del año todos los trajes que el protocolo obligaba a la familia real a lucir en fiestas y ceremonias, todo cuanto los sastres de palacio cosían para la casa real durante el año era repartido equitativamente entre los súbditos, todos los fines de año se les regalaban las ropas a las gentes del reino para que pudieran lucirlas en noche vieja, “de esta manera nosotros renovamos el vestuario palaciego y a la vez les ayudamos a los más necesitados para que puedan llevar sus vidas con más dignidad” había dicho la reina. Por eso todos los años, cuando llegaba el momento de pasar de un año a otro se hacían preparativos en palacio para una gran fiesta, la reina les daba el día libre a todos sus servidores, hacía traer cocineros y servicio de otros países para que organizaran el festejo y daba fiesta a los suyos para que disfrutaran como todos los demás habitantes del reino, por eso aquellas fiestas se hicieron famosas porque era todo un derroche sin precedentes en otros países.
En las noches de fin de año la reina ordenaba a los servicios  contratados preparar un suculento banquete, invitaba a nobles y humildes a pasar la noche en palacio compartiendo y disfrutando con ellos de una fiesta majestuosa, en ella soberanos y servidumbre, nobles y vasallos se regodeaban unidos sin distinción de clases disfrutando de todo cuanto cabía disfrutar en un lugar tan distinguido y en una fecha tan especial.
Cuando alguien le preguntaba porque daba aquellas fiestas ella siempre decía,” el traspaso de pasar de un año para otro, es el momento justo de despedir un ciclo envejecido y dar paso a la renovación de una nueva etapa, se debe disfrutar compartiendo la opulencia recibiendo el año nuevo con el alma llena felicidad, eso atrae la benevolencia de los dioses y si estos están contentos nos seguirán otorgando bendiciones “.
Con éste convencimiento lo organizaba todo, cada cosa era repasada meticulosamente, siempre estaba vigilante mientras se adornaban setos parterres y miradores, ordenaba que se colgaran guirnaldas, que se extendieran mullidas alfombras, hacía colocar amplias mesas engalanadas con finísimas mantelerías, sacaban las más ricas vajillas de oro, ordenaba que se instalaran iluminaciones estratégicas para que todos los rincones  de los jardines lucieran con su mayor encanto y desde luego que se duplicaba todo con el mayor esmero de la servidumbre para que en esa noche nada faltara al requerimiento de los festejantes.
Esa noche los reyes presidían la fiesta sentados en una mesa de cabecera engalanada ricamente como todas las demás, la única diferencia era que en ella se sentaban solo los reyes y familiares ordenados de la siguiente manera, de derecha a izquierda el padre del rey,

 el gran caballero Emilio junto a su esposa Mila, madre del rey y reina de todos los milagros que había hechos y por hacer en la buena administración de aquel país, ellos ocupaban las dos primeras sillas de
la derecha a continuación se sentaba

 la abuela Milagros, abuela del rey Santi, madre de todos los reyes y la dueña y señora de una vieja costumbre, ella tenía que darle punto y sabor con benevolencia a todos los guisos y sabores que servían de alimento a su nieto, “porque ella lo había criado, porque era su ojo derecho y porque le daba la gana” La  “Vixi” como un día no muy lejano la llamarían sus biznietas, “Vixi” solo tenía dos ojos para mirarlo todo, los dos ojos de su nieto el Rey Santi.
A la izquierda de la Reina Flor siempre se sentaba su madre, una mujer rara y soñadora, de pocas palabras y muchos escritos, a continuación de ella se sentaba el fiel Manolo, padrino y protector de la Reina Flor, un lobo estepario acostumbrado a la soledad de la montaña que solo abandonaba su refugio cuando los monarcas lo solicitaban, luego se situaban los parientes más cercanos y después en diferente mesas las demás personas, estas ocupaban su lugar en las mesa sin más distinción de clases ya que esa noche era imposible distinguir categoría social porque todos iban engalanados ricamente con los costosos trajes que les habían tocado en el reparto de ropas que se había hecho con anterioridad, de esta forma los comensales estaban a la altura del acontecimiento, no desentonaban ante la opulencia de los monarcas que para esa ocasión también estrenaban nuevas vestiduras que por supuesto serían las donaciones del año siguiente, e ahí porque eran miradas con muchísimo interés y alabadas sin cesar, cuando todos estaban bien colocados correctamente un lacayo se lo comunicaba a los monarcas, estos les solicitaban a los mayordomos que trajeran unos cofres repletos de monedas de oro y con la ayuda de diez doncellas vestidas de vaporosos trajes blancos como si fuesen hadas las iban repartiendo como regalo de la siguiente manera, a los criados les daba tres moneda de oro por cada año servido, a los súbditos cinco monedas por cada hijo en edad de trabajar, a los ancianos una moneda por cada año de vida, a los soldados  una bolsa con cincuenta monedas de oro, a los condes, duques y marqueses como eran poseedores de grandes fortunas solo les daba los derechos de nuevos títulos para seguir engrosando sus fortunas, de esta forma podrían ayudar a los monarcas a mantener el reino en orden.
En la época a la que se remonta esta leyenda las ropas de los reyes solían ser autenticas joyas, todos estaban hechas por los más prestigiosos modistos, se empleaban en ellas los mejores tejidos, las sedas más finas y los brocados más exquisitos para hacer con ellos verdaderas obras de arte, eran prendas recamadas de pedrería que aumentaba y a veces hasta triplicaba el valor de la prenda, en estas joyas de la confección se empleaban las mejores y más  finas sedas de oriente, los terciopelos más hermosos, los rasos y tules de coloridos inigualables y los tejidos más valiosos.
Los trajes lucían  preciosos bordados de oro y pedrería, se elaboran en ellos hermosas filigranas que despertaban envidia y admiración al verlos, eran prendas que por muchos años que pasaran jamás perderían su valor, primero por estar elaboradas primorosa y ricamente como joyas de artesanía y después redoblando su valor por haber tenido el honor de estar sobre los hombros de un rey.
Voy a situar la historia de una de estas fiestas de cambio de año en el año 2008, la reina Flor se había esmerado mucho más que otros años para que la fiesta fuera más hermosa, más alegre y más generosa, pues el nuevo año le traería un regalo muy especial, su primer hijo, estaba previsto para que naciera en febrero y la soberana quiso hacer participes a todos de las buenas nuevas que se avecinaban en palacio, para eso hizo traer de las tierras más lejanas regalos que jamás se habían visto en el país, a las mujeres les trajo perfumes y adornos orientales, a los hombres vinos espumosos y a las niñas una caja de música con un canción de nana que no hacía falta abrir para escucharla, la caja era de raso azul como el azul del mar cuando está en calma, en el centro de la tapa tenía la cajita un nombre interrogante oculto bajo cinco estrellas doradas, cada estrella tapaba una letra, el día que se descubrieran estas letras se formarían con ellas el nombre que había que ponerle a la criaturita que estaba por nacer.
La reina les rogó encarecidamente a las niñas que no abriesen las cajas hasta el día justo en el que naciera el príncipe o la princesita ya que si lo hacían antes podría romperse un hechizo beneficioso que contenía. La reina no sabía cuál era el resultado del milagro de su vientre, por eso tampoco sabía el resultado en caso de que alguna niña abriera la caja, por eso tomo sus precauciones, ella como mujer que era, sabía mucho de la curiosidad femenina, por eso, para impedir que alguna niña cayera en la tentación de abrir la caja les dio a los niños otra igual pero de color dorado con las estrellas azules y lo mismo que en las de las niñas también se escuchaba música sin tener que abrir, igualmente debajo de cada estrellas se escondía una letras para formar un nombre, la única diferencia fue que en el interior de la de los niños metió la llave que abría las cajas de las niñas, cosa que ellos ignoraban.   
Aquella noche de fiesta grande, donde los soberanos hicieron alarde de generosidad extrema disfrutaron todos de obsequios bendiciones y parabienes, después de  comer beber y bailar hasta casi el amanecer se fueron retirando cada cual a su lugar de destino no sin antes haber agradecido a los monarcas tanta gloria y tanta satisfacción recibida.
Conforme iban llegando a sus casas cada uno se recreaba en su regalo, se miraba y se remiraba en el espejo disfrutando de verse tan bien vestidos, tenían el corazón tan lleno de regocijo de tanto disfrute y de sentir el tintineo de las monedas en los bolsillos que no podían ser más felices y como es de suponer el bloque de pensamientos se dividía en diferentes maneras, la de los padres en edad de procrear solo pensaron en emplear lo que restaba de madrugada haciendo todo lo posible por traer nuevos niños al mundo, niños  que serian nuevos servidores para los reyes y nuevas monedas en los años venideros, los viejos en dedicar las horas contando los ahorros y esperar poder disfrutarlos y los niños…¿Qué podían pensar o hacer los niños? ellos se fueron a la cama abrazados a una caja que estaba llena de misterios, se pasaron un buen rato dándole vueltas entre las manos y escuchando la música, aquella música dulzona que bajaba los parpados y levantaba la fantasía a lugares insospechados buscando sueños distintos.
Pero aquella noche fue diferente a todas las noches, sin saber cómo ni por qué se desprendió del cielo un solo sueño, lo trajo directamente a la cabeza de los niños la reina de las hadas que traía en los brazos a un ángel de ojos negros y piel de gacela, llegó con su aleteo de mariposa dejando una sola idea en todas las frentes infantiles
 y a la misma hora se quedaron todos dormidos y como los niños cuando duermen le salen alas levantaron el vuelo y se fueron todos a la vez a disfrutar  en el mismo sueño, volaron y volaron como una bandada de gorriones al país de los ángeles.
Cada uno llevaba su cajita entre las manos, todos a la vez la pusieron en el centro de una gran estrella azul que también tenía alas y lo mismo que hacen las mariposas se quedaron revoloteando alrededor para ver lo que pasaba, y aquí, que el ángel de ojos negros que no era ni niño ni niña porque nunca había nacido, se le cayeron las alas y se quedó parado en el mismo centro de la estrella escuchando una hermosa canción de nana. Los niños seguían revoloteando, pero el ángel fue destapando las cajas sacando llaves de unas, raspó letras abrió tapas hecho sonrisas de seda jugueteo con la estrella azul como en un lago de agua y se volvió rosa y carne que espera ser abrazada.
¡Será una niña! Dijeron todos los niños a la vez mientras que se despertaban con caras de sol naciente, ¡Será una niña y se llamará Paula!
Aquella mañana salieron todos a la calle con un único comentario, ¡Pues no ha soñado mi hijo que es una princesita lo que va a nacer! ¡Y mi hijo también y que se llamará Paula! ¡Y el mío…y la mía…!
¿Pero alguno ha abierto la caja?¡Qué va, la caja está en su sitio…! ¡Esto es una cosa muy rara…! decían todos a una, vamos a decírselo a los reyes a ver qué les parece.
Cuando llegaron a palacio y les contaron a los reyes lo que había sucedido estos no demostraron ninguna sorpresa, parecía que ya estaban enterados, uno de los súbditos le preguntó, ¿Es que lo sabíais  Majestad? Si, dijo el rey la reina y yo hemos soñado lo mismo, esperemos a ver qué pasa en febrero.
Aquel mismo día empezaron a florecer algunos almendros, y a la semana siguiente y a la otra y todo el mes de enero continuaron floreciendo, nunca se han visto tan hermosos los almendros ni una cuajada de fruto como la de aquel año.
Llegó febrero, la reina Flor se comportó como lo que era una reina, abrió su cuerpo como un nenúfar y trajo a la vida un ángel de seda y luna con unos ojos inmensos que hicieron al rey más hombre, mucho más honrado y más justo porque cada día se reflejaban sus ideales en los dos espejos de su hija Paula.
Tanta felicidad trajo la princesa Paula a aquel reino que el tiempo transcurría sin sentir para el rey Santi y la reina Flor era como una burbuja de felicidad donde solo cabía el amor, el país era una balsa de aceite para todos, los mayores hacían con agrado sus tareas, los jóvenes se alegraban de haber nacido en tiempos tan felices y los niños se olvidaron incluso de las cajitas que un día les dio la reina y del sueño que una vez les estropeo la sorpresa, se olvidaron de todo y solo querían ir al parque a jugar con la princesa, eran todos tan felices que los reyes desearon con todas sus fuerzas traer otro hijo a la vida, deseaban repetir la experiencia y la reina quedó de nuevo en cinta, a los dos años y siete meses cuando la tierra está en sazón y maduran las uvas vino al mundo la princesita Martina.
 
Las dos princesas cubrieron de felicidad todos los rincones del reino hasta tal extremo que sus padres desearon eternizar para siempre aquel lugar para que nada ni nadie pudiera entrar con malas ideas y un día, en la noche de fin de año, en el momento justo donde termina el año viejo y empieza el año nuevo, cuando los reyes hacen su fiesta más hermosa porque comparten felicidad con sus súbditos familiares y vasallos mandó la reina traer aquellas cajitas que los niños habían dejado olvidadas sin abrir, les ordenó ponerlas en el centro de los jardines de palacio dando permiso para que las abrieran.
Cuenta la leyenda que fue algo irrepetible, el dios de los sueños y cada una de las hadas de los niños y las niñas presentes en aquel momento, porque cada niño y cada niña tiene un hada que le protege, unieron sus fuerzas para eternizar aquel lugar maravilloso dándole el privilegio de la inmortalidad, el reino de Santi y Flor fue sumergido en la profundidad de unas aguas imaginarias donde solo las almas buenas, los niños y los soñadores pueden verlo en las noches de luna llena en el momento justo donde se acaba un año y empieza otro para poder admirar la belleza de las dos hadas del agua, Martina y Paula, pero para que los demás mortales pudieran disfrutar lo mismo que los dioses hizo repetir otro exactamente igual en un pequeño pueblo del mundo que se llama Sant Boi… ( Barcelona)

¡Y colorín colorado este cuento se ha acabado el día 22-12-2011 en L´Hospitalet a las 3´30 de la madrugada y dedicado a mis reyes Santi y Flor y a mis dos princesas Paula y Martina.
                      La Magna.



Paula y MartinA. las PRINCESAS PREFERIDAS DE LAS hadas del LAGO AZUL
      
                                                                           Granada Sandoval

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